Los Lascano y los Lawson, familias fundadoras de Belgrano y de Talleres, ya palpitan el clásico. El recuerdo de José y de Tomás, partícipes del partido de 1914 que dio origen a la rivalidad.

“¿Llegan o no?”, preguntaban los hermanos Pablo y Enrique Lascano, parientes de José Ignacio, uno de los fundadores del club celeste y autor del gol cuya polémica dio origen al superclásico cordobés en 1914. Llueve en el estadio Mario Alberto Kempes y los Lascano se trajeron de todo. Camisetas, gorros, banderas.

Los Lascano, que son bastantes, avanzan desde el sur, como sucederá el día del partido, hacia el sector central. Larga el “dale la ‘B’, dale la ‘B’...”.

“Los estábamos esperando”. La respuesta llega desde el sector norte. Son los hermanos Jorge y Gustavo Lawson, nietos de Tomás, primer presidente de Talleres, y volante central en el partido que dio origen a la rivalidad (jugó algunos minutos). Vienen marchando con sus familias al grito de “soy Talleres...”.

Fam

ilias fundadoras de Belgrano y de Talleres se estrecharon en un abrazo fraternal. De repente había cerca de 50 personas charlando de fútbol y de la vida. El clásico volverá a jugarse por los puntos y en Primera División después de 15 años. Las familias se sumaron así a la convocatoria que formuló Mundo D y que llamó “rivales, no enemigos”.

“Es un mensaje que hay que transmitir. El clásico detiene el pulso de una provincia. Es un hecho social. En nuestras familias, la pasión se transmitió de generación en generación. Pero nos tenemos que respetar y disfrutar de un espectáculo”, dijeron al unísono los Lascano y los Lawson. Y todos juntos, grandes y chicos, hombres y mujeres, abuelos, padres, hijos, nietos, tíos, sobrinos, recorrieron las instalaciones del Kempes. Entraron por los vestuarios, salieron a la cancha, fueron hacia las tribunas, se desafiaron a hacer jueguitos y se fueron en paz, tratando de concertar apuestas para el juego del sábado. “No quisieron”, dijeron los de Talleres. “El clásico se juega, no se apuesta”, cerraron en Belgrano.

Los Lascano y Don Rafael

Pablo y Enrique Lascano son dos de los ocho hijos de Carlos (exdirigente de Belgrano en 1968, 1971, 1974/1975), descendientes del goleador José Ignacio y de su hermano Balbino, capitán de ese equipo. “Carlos, Francisco, Cecilia, Marta, Silvia y Eduardo, nuestros otros hermanos, también se hicieron de Belgrano. En nuestro caso, logramos ser directivos”, explicaron Enrique y Pablo, quienes fueron vocal –del departamento de fútbol– y secretario, respectivamente en el período 1995/2000.

Enrique trajo a su hijo Facundo, Pablo llegó con su hijo homónimo, su sobrino Francisco y su hijo Felipe. Además acompañaron Sebastián Picolotti y sus hijos Franca y Marco Picolotti-Lascano (yerno y nietas de Francisco Lascano); Álvaro Crespo y sus hijos Tomas y Pedro Crespo-Lascano, Gaston Vázquez y su hijas Paz y Macarena Vázquez-Lascano (yernos y nietos de Carlos Lascano) más Simón y Nicolas Cafure Lascano (hijos de Cecilia Lascano). “Mi viejo tuvo 34 nietos y 36 bisnietos, todos de Belgrano”, contó Pablo.

La curiosidad en la familia la dio Rafael Lascano, quien fue presidente de Talleres (entre 1994 y 1997) y era hermano de Carlos, papá de Pablo y Rafael. “Es verdad. Era nuestro tío. Pero compartimos con nuestras respectivas familias. Lo que eran esas sobremesas... A veces, llegaron hasta a no hablarse con mi viejo. Pero todo terminaba tras el juego. Y el ejemplo más importante lo tienen que dar los jugadores”, contó Pablo.

Los Lawson

Jorge llegó con sus nietos Ema y Benjamín; sus hijas Kathy, Noe­lia y Mai; y su mujer Susana. “Talleres es todo, pero sobre una cuestión generacional. Mi hija Noelia es cónsul honoraria de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y cuando llegue el embajador va a recibir el carné de socio honorario y la camiseta. Verá lo que es este fenómeno porque lo traeremos a la cancha. Lamentamos que no pudo venir Jonathan, mi hijo mayor”, dijo Jorge.

Gustavo vino acompañado por sus hijos Christopher y Axel (hizo malabares con la pelota) más su sobrino Tomás (hijo de Juan Tomás, hermano mayor de Jorge y Gustavo). “Nos faltó Kevin que es el jugador de la familia, volante central, como lo fue nuestro abuelo Tomás. Hizo las inferiores, quedó libre y ahora juega en San Lorenzo. Tenía partido y por eso no pudo venir”, comentó quien fuera candidato a presidente de Talleres en las elecciones de 2015, que terminó ganando Andrés Fassi.

“Todos queremos ganar. Pero el mensaje que debemos transmitir es el de saber perder y saber ganar. En Córdoba se ha demostrado, que se puede jugar con ambas hinchadas”, cerró Gustavo.

Recuerdos y pronósticos

Ambas familias descuentan el triunfo de sus equipos el próximo sábado y detallaron algunos recuerdos. “Aquel de 1991. Belgrano ganó 3-0 y venía mal. Talleres venía bien como ahora. Eduardo Manera, su DT, había dicho que era un partido más”, contaron Pablo y Enrique Lascano. “Vamos a ganar. Son partidos cerrados. No importan los antecedentes. Es así”, cerraron los Lawson.

Ya se juega el superclásico ­cordobés. Arrancó con un gran mensaje de confraternidad. Que así sea.