Por fin se le dio al Albiazul. En la previa, el Cholo Guiñazú metió una arenga que motivó a todos.

Habló Pablo Guiñazú. Claro que lo hizo. "No sabés... Nos llegó a las fibras más íntimas. No había forma de que no ganáramos acá", fueron diciendo cada uno de los jugadores que tenían dibujado el triunfo en la cara y hasta el propio presidente de Talleres, Andrés Fassi, lo corroboró.

No fue al estilo de aquella de Mauricio Caranta ("El sueño de esos hinchas, la alegría y la felicidad, depende de ustedes, depende de hoy, de nosotros. ¡¡¡¡Vamos a ganar!!!"), producida el 5 de junio, el día del ascenso ante All Boys, pero tuvo el mismo efecto en el corazón de cada jugador.

“Hay que buscar la perfección en todo... Así todo saldrá bien”, bramó “el Cholo”, en palabras que parecía que las iba masticando. Justo aquel jugador que hizo el gol del ascenso, la división de la que Talleres faltó tanto tiempo y la que le exigía su primer triunfo desde el inicio del torneo.

Así salió pisado, Talleres. Debía ser un día especial. No solamente para los jugadores, sino también para el entrenador Frank Darío Kudelka, quien había movido las piezas para que Talleres llegara al triunfo con un equipo rápido y sin una referencia de área porque Strahman se había quedado en el banco de suplentes mientras que Matías Vuoso y Gonzalo Klusener no fueron tenidos en cuenta para este juego.

Ni hablar de los dirigentes. El presidente Andrés Fassi habló de que habrá novedades a fin de año con Mundo Talleres (el proyecto de la ciudad deportivo que ya tendría predio), pero también había pedido paciencia para con la falta de goles y triunfo.

También para los hinchas que se llegaron a San Juan y se ubicaron en una cabecera junto con los dirigentes y el plantel de reserva (juega hoy) y tuvieron que padecer un desalojo anticipado por parte de la policía (“hubo insultos y medió el presidente Miadoski para no pasara a mayores”, dijeron).

La arenga de Guiñazú era el prólogo. “Les aseguro que este plantel va a lograr el objetivo de quedarse en la categoría”, había dicho Fassi, antes del juego y en ocasión del 103 aniversario. Es lógico. Pero hay que ser y... parecer de Primera. Kudelka hizo una nueva apuesta. Sin embargo, eran los jugadores los que debían desarrollarla. Y esta vez, aparecieron los goles, la efectividad y la gravitación de algunos especialistas. De esos que tienen que hacer la diferencia.

Es cierto que Lousteau “vio” penal de Franco Lazzaroni a Aldo Araujo (“Se tiró. No sabemos que cobró”, dijo Marcos Gelabert, volante local), pero después Sebastián Palacios lo transformó en gol. Y no se quedó con eso ya que en cada contraataque, prometía que llegarían más goles. Luego le llegó el turno a Carlos Muñoz (reemplazante del lesionado Araujo –“fue un microdesgarro, no puedo más”, dijo llorando), que marcó un golazo tras una jugada en la que intervinieron Palacios, Leonardo Godoy y Jonathan Menéndez. En el 2-0 fue el del taco; luego, anotó el 3-0 parcial partiendo de campo propio y siendo un dolor de cabeza permanente para el fondo local, lo que sepultó lo irresoluto que fue al principio. Así Talleres logró el primer triunfo en Primera tras cinco fechas.

Por la arenga del Cholo, por la apuesta de Kudelka. Porque entendió que no basta estar en Primera, sino que hay que demostrarlo. Dar la talla.