A pesar de que no fue un acto formal del club, hay signos de reconciliación entre la “Rana” y la dirigencia de Talleres. Estuvo en la sede y recibió carnet de socio honorario. “No hablé con Fassi ni Escribano, agradezco el gesto”, contó el ídolo albiazul.

El tiempo cura heridas, aunque siempre para que la cicatriz comience a supurar se necesita que una de las partes involucradas de el primer paso. Ya con la recuperación de Talleres tras la década de quiebra se empieza a percibir deseos de recuperar la armonía y reivindicación con su historia. El homenaje a las glorias que vistieron la camiseta de la Selección argentina mientras jugaban en barrio Jardín fue un acto digno (a pesar de los cuestionamientos del color naranja, como la camiseta suplente de Pachuca), sin embargo, se reconoce la nobleza. Pero si quedaba un cabo sin atar, era con el gran Daniel Valencia. Maltratado e ignorado por parte de la dirigencia del fondo de inversión por haber sido vice de Ateliers en tiempos del gerenciamiento de Carlos Ahumada, injustamente la “Rana” no formaba parte de homenajes ni de tributos. Al contrario, era ninguneado e ignorado por aquellos que irrespetuosamente osaron ponerse por encima de la institución como dueños cuando apenas acompañaron un ciclo más de los 100 años del club. Pero la historia no se puede borrar: el campeón del mundo en el ’78 estuvo en la sede de Talleres, recibiendo el carné de socio honorario y firmó libros del club en la feria, como primer paso de esta merecida reivindicación.

“Me sentí como en casa. Vine porque mi amigo “Cacho” (Néstor) Quiñónez (vice tercero del club) me venía insistiendo y me convenció. Me invadió la nostalgia, me llenó de alegría. Fue algo fantástico la verdad. Yo no tengo problema con nadie, me sentí rechazado por parte de la dirigencia, ahora destaco este acto, porque Talleres es mi hogar de siempre”, relató Valencia a PODIO.

Conflicto. La “Rana” tiene un carácter especial. A veces sumiso, corto de genio y hasta orgulloso, no daba el brazo a torcer cuando desde la entidad, por medio de actores secundarios, se lo buscaba para zanjar diferencias. Y tuvo sus razones: no estuvo en homenajes en camisetas, no tuvo cuadros en la sede del club (había de todos los ídolos y de algunos secundarios pero no de su imagen), aunque sí asistió a la fiesta del Centenario. Pero se cruzaron los factores políticos y lejos de ser magnánimos, desde Talleres le cerraron las puertas en todo sentido cuando asumió el Fondo.

“No sabía qué pasaba. Le pedí explicaciones al fideicomiso y al propio juez Silvestre. No tiene nada que ver con que haya dejado libre a mi hijo de las inferiores. Me hacían problemas para ingresar a la cancha. Incluso tuve expresiones fuertes contra Rodrigo Escribano en su momento. Lo llamé y me dijo que estaba con problemas familiares, pero no me devolvió la llamada. Me sentí herido”, confesó Valencia. De todas formas, Quiñónez habló con sinceridad como nexo de la dirigencia, y los caminos de la conciliación tomaron el mejor de los cauces.

- ¿Hablaste con alguien más de la dirigencia?
- No, con el presidente Andrés Fassi no hablé. Talleres fue la única camiseta que vestí en el país. Siempre voy a dar mi opinión, guste o no. No es que bajé decibeles para negociar algo, solo fue un lindo gesto de Quiñónez en nombre del club y claro que lo acepto. Estoy emocionado...

- ¿Va a ir a la cancha? ¿Está dispuesto a limar las diferencias que hubo?
- Yo creo que no tengo que pedir perdón porque mi único error fue trabajar para el único hombre que me dio laburo en Talleres. Agradezco a Ernesto Salum que mucho tiempo me escuchó en nombre del club cuando pedí explicaciones. Mi actitud es la de siempre. Yo no soy rencoroso, todo se puede hablar. La verdad voy poco a la cancha porque me sentía dolido y olvidado, hasta menospreciado. Pero lo de hoy (por ayer) me llenó de satisfacción. Estoy muy agradecido, el cariño de la gente me puso débil de emociones.

- Usted no estuvo en la presentación de la camiseta homenaje de color naranja...
- Aclaro que fui invitado pero me encontraba en Bolivia dando un ciclo de charlas. Anduve por Oruro y Cochabamba, con niños en situación precaria. No estoy peleado con nadie, escribí lo que sentía y me calenté (sic) con muchas cosas porque tengo sangre en las venas y no lo merecía. Pero siempre estoy abierto al diálogo.

- ¿Talleres va a ascender?
- Es un fútbol tan parejo que puede ascender cualquiera que esté concentrado. Tengo fe de que Talleres vuela a los planos grandes donde merece estar.

Quiñónez: “Valencia tendrá su homenaje, como todos”

Néstor “Cacho” Quiñónez es el vice tercero de la dirigencia de Andrés Fassi, y fue el interlocutor necesario entre la dirigencia y Daniel Valencia para llegar a cierto consenso. “Cacho” es parte del Grupo Viamonte, que colabora activamente en el club desde tiempos de Fondo de Inversión. De buena relación con la “Rana” desde hace tiempo, comenta que actuó en nombre del club. “Esto fue una idea tanto de (Rodrigo) Escribano, (José Tanús) Rufeil como de otros directivos, para empezar a limar asperezas con él. Es un ídolo del club y el cariño de la gente está intacto.

Hubo aprobación también de Andrés Fassi, y la semana que viene nos vamos a juntar todos para darle un homenaje. Es el primer paso, no queremos más diferencias. Ya pasó todo, yo creo que se solucionó y no hay que volver a mirar atrás”. Quiñónez a su vez destacó que los tributos llegarán para otros ídolos que no fueron aún reconocidos. “Con Valencia demostramos que esta dirigencia no quiere tener rencores con nadie. Al contrario, ya curamos la herida con Valencia. Ya vendrán los homenajes a Diego Garay, Luis Ludueña y demás. Es la idea”.

En San Luis, antes del Superclásico


Talleres visitará el domingo a las 16 a Juventud Unida Universitario de San Luis, justo para evitar que la transmisión del superclásico entre River-Boca (previsto para las 18.15) no quite le atención ni convocatoria, por la 6ª fecha del Tetradecagonal del Federal A.

El DT Frank Kudelka hoy comenzaría a perfilar un equipo, con la posibilidad de volver a considerar al volante Víctor Beraldi, recuperado de un microdesgarro. El defensor Adalberto Goiri padece un cuadro gripal aunque llegaría en condiciones.