Murió Miguel Ponce. Tenía 82 años y está entre los 11 jugadores con más presencias en la “T”.

Miguel Ponce pudo presumir de haber transitado por el fútbol durante más de cuatro décadas. Es que a su destacada campaña como defensor de Talleres, con el que jugó 248 partidos entre 1951 y 1964, “el Colorado” le agregó una larga y fructífera trayectoria como director técnico de los albiazules, Instituto, Racing, Villa Azalais, Bella Vista y Alianza San Martín.

“Si bien el técnico es importante en cierta forma, los que producen todo son los jugadores. Usted puede ser buen director técnico, pero si no tiene buen elemento no es nada”, decía sin vueltas y sentando posición sobre la dualidad jugador/ entrenador en una entrevista realizada en 1998.

Vistió por primera vez la camiseta de la “T” en un clásico ante Belgrano jugado el 8 de abril de 1951, en una época en que las defensas se armaban con sólo dos jugadores. Oscar Mansilla (“el mejor defensor que vi en mi vida”) fue su primer compañero de zaga, aunque Andrés Kasparian, con quien compartió una década en el fondo albiazul, fue su “ladero” más estable.

En el Top 11

Marcador muy aferrado a su puesto, rara vez cruzaba la mitad de la cancha. De hecho en semejante cantidad de partidos – es el 11º jugador con más presencias en el club– sólo convirtió un gol: a Juniors, el 17 de abril de 1954 y de tiro libre.

Su juego fuerte y temperamental le jugó más de una vez una mala pasada. Por ello, en siete ocasiones debió marcharse a los vestuarios antes de tiempo, después de haber metido la pierna más fuerte de la cuenta.

“Una vez, ‘el Beto” Menéndez, de River, nos dio un relaje grandioso después de que con Kasparian lo habíamos querido atemorizar con insultos y esas pavadas que se gritan en la cancha. Al final nos dijo: ‘Cállense cabecitas negras, que yo vivo del fútbol y ustedes ahora tienen que ir a laburar’. Después de la bronca que nos hizo pasar, ahora me da gracia”, contaba Ponce con una sonrisa.

Se retiró de la actividad con 32 años para iniciar su carrera de entrenador, con la que también se emparentó con el éxito. Condujo a Talleres en el primer Campeonato Nacional disputado por el club (1969) y tres años más tarde, en 1972/73, fue el técnico de uno de los mejores Instituto de todos los tiempos: el de la famosa delantera con José Luis Saldaño, Osvaldo Ardiles, Mario Kempes, Alberto Beltrán y José Luis Ceballos. “Fue un lujo dirigirlos”, sentenciaba.