Mario Obulgen vuelve a dirigir la Primera Local de Talleres, y puso énfasis en la formación del jugador, en una edad crucial por el posible salto profesional. “Queremos inculcarle conceptos y detalles tácticos. Vamos a profundizar lo bueno que se viene haciendo”, declaró.

El 15 de enero arranca el tercer ciclo de Mario Obulgen en Talleres, donde será responsable de la Primera Local que compite en la Liga Cordobesa. Vuelve al club que lo vio nacer tras casi 10 años, después de un corto plazo en 2005, aunque esta vez forma parte de una reestructuración de toda la cantera, con la inserción de inferiores en AFA. Obulgen no ocultó satisfacción por esta nueva posibilidad y a PODIO le confió: “Estoy muy feliz, de poder volver al lugar donde me informé humanamente y deportivamente. Tengo una linda responsabilidad, un gran desafío, un compromiso que me va a mantener ocupado las 24 horas del día. Tengo la suerte de poder trabajar en mi club y lo quiero aprovechar”, contó Obulgen. El ex defensor formó parte de importantes registros en Talleres, como por ejemplo, ser capitán de aquel equipo adolescente que recibió la peor goleada de su historia (12 a 0 ante Argentinos Juniors) en el ’86 tras el paro del plantel profesional por falta de pago. “Siempre fui de dar la cara, confiaban en mi porque ya tenía una pretemporada. Eso nos marcó a todos, aprendimos, y tranquilamente, si se lo proponían, nos metían 12 más”, relató.

- ¿En qué van a hacer hincapié? ¿Resultados o formación?
- Lo que hablamos es de profundizar lo bueno que se venía haciendo. Lo de Daniel Albornós fue muy exitoso, con campeonato y subcampeonato, y entonces, más allá de los resultados, buscaremos darle el toque final al jugador. En inculcarle conceptos, algunos detalles tácticos en función de que estén listos para el salto final, en caso de que sean promovidos. No es algo sencillo, es parte de un proceso que buscamos aceitar.

- Es una edad complicada, porque el salto al profesionalismo está a un paso...
- Ése es un tema que debemos tocar y ajustar. Hay que saber calmarle la ansiedad a los chicos, porque todos tendrán 18 o 19 años, quizás más o menos, y entonces, hay que hacerles entender que deben prepararse sin volverse locos. Habrá veces que irán a pretemporadas, que irán al banco de suplentes y quizás deban volver a la Local, entonces, se buscará que no decaigan anímicamente.

- ¿Cómo te gusta jugar?
- Priorizo un estilo de juego, de que el equipo tenga la idea, con conexiones entre la defensa y el medio para jugar, delanteros abiertos, trabajando en bloque en 30 metros y presionando al rival en campo contrario. Hay muchos conceptos más, todo es cuestión de trabajo. La liga Cordobesa es muy pareja, los terrenos de juegos son complicados, debemos adaptarnos a esas exigencias y obstáculos.

-¿Algún estilo particular? ¿O algo que te hayan dejado aprender de otros entrenadores?
- Me gusta defender con cuatro hombres. A lo largo de mi carrera tuve la suerte de ser entrenado por Eduardo Luján Manera, Pedro Marchetta, Daniel Willington, Omar Pastoriza, entre varios. Aprendí no sólo en lo táctico, sino en la conformación de grupos humanos, que hoy es muy importante.

- ¿Qué tiene de diferente este proceso con aquel que iniciaste con (Mario) Ballarino?
- El club se está reorganizando, resurgiendo con las bases. Se ve que el laburo que hicimos con Mario y con los Coleoni (Sergio y Gustavo), Marcelo Bonetto, Angel Solazzo fue valorado. Sacamos grandes camadas de jugadores. No se pudo sostener por problemas económicos pero dejamos una gran base.

Recuerdos de Copa Argentina en la Boutique. Mario Obulgen dirigió a Sarmiento de Leones en el Argentino B, y en 2011 le tocó enfrentar a Talleres por Copa Argentina, nada menos que en barrio Jardín. “Fue una noche de sensaciones raras. Empatamos, a pesar de quedarnos con 10 hombres y perdimos por penales. Y eso que erramos uno que nos podía dar la ventaja. Sarmiento fue una gran experiencia, un club serio y todavía se mantiene en la divisional por todo el esfuerzo que le meten. Estuvimos cerca”, contó Obulgen, quien también fue asistente de Sergio Coleoni en Copsol de Perú, en 2001.