Sialle, el regreso. Cacho volvió a barrio Jardín ayer. El DT se reencontró con los jugadores y ya tienen la cabeza puesta en Banfield. Así sigue.

Bajó de la camioneta pasadas las 9.30 de la mañana de este jueves. Llegó con esa pesadez del yeso, de la incomodidad para desplazarse. También con la pesadez de un momento en el que las cosas no están plenas, del todo bien. Arnaldo Sialle volvió a Córdoba. Después de la malasangre que le tocó en suerte, por su operación tras rotura del tendón de Aquiles, que lo obligó a alejarse del equipo, del club y a guardar reposo más de tres semanas en Rosario.

Pero no pudo más y el jueves ya se presentó al club. Así, a lo Cacho, tratando de pensar en que es más “llevadero” eso de poner la cara, sobre todo cuando las cosas no salen. “Hay impotencia cuando uno no puede estar y dar la cara, sobre todo en los malos momentos. En algún momento complicado no estar presente eso es lo que me frustró”, contó Cacho en la sala de prensa de la Boutique de barrio Jardín.

Sialle hizo llamar a los medios, agolpados en la puerta del estadio de barrio Jardín. Estaba sentado con la pierna izquierda enyesada estirada sobre dos almohadas en una silla. Y se movía de costado tratando de que el torso le quedara derecho en tanta incomodidad, sentado él sobre un banco largo de madera. “Je, cuesta moverse, pero no me aguantaba. Quería estar, llegar y volver”, tiraba antes de que los periodistas se agruparan como un verdadero enjambre. Cacho habló de todo lo que le preguntaron y, sobre todo, del presente del equipo. Pero ¿con qué se encontró? “Llegué y hablé con los muchachos. Un poco, no mucho, hay que trabajar. Hablé luego con ellos, les agradecí el esfuerzo, que sigan peleándola. En mi caso ha sido difícil, pero hice lo que pude, estar conectado con Chazarreta, con el profe, con el Mono Irusta, tratar de aportar algo. He trabajado colaborando desde mi casa, desde el lugar que se podía, es muy raro son cosas que pasan. Y hay que seguir para adelante”, comentó. Sialle dirigió la práctica del jueves, pero difícilmente pueda estar parado en el banco de suplentes mañana (por cuestiones legales de la ART y por consejo médico), cuando Talleres reciba a Banfield en el Mario Kempes a las 18.10. Sí pasará por el vestuario, hablará con el equipo y se ubicará en la zona de los palcos. Hoy definirá el equipo, aunque anticipó que retornarán los suspendidos y serán tres las modificaciones. Igualmente, al DT albiazul le tocó lidiar con su continuidad, cuando incluso después del último partido de local (victoria sobre Independiente Rivadavia) declaró que “hace tres meses lo están velando”. Contra viento y marea, Cacho lo ha intentado. Y en las más bravas sacó más pecho. “Yo a los comentarios, sinceramente, no les doy mucha importancia, es parte del fútbol. Si te dejás llevar por los comentarios a los dos meses te pegás un tiro. Entonces hay que tratar de obviar todo ese tipo de temas y tener la templanza como para seguir luchando que es lo que hacemos nosotros”.

Cacho termina de responder todas las preguntas, sin apremios. El Mono Irusta lo acompaña y lo ayuda con las muletas. El DT se para, con su porte típico “de ropero”. El yeso es una carga complicada. Es difícil desplazarse. Salta tres veces sobre la pierna derecha y toma las muletas. “Tengo este yeso 10 días más, después uno más corto y luego la rehabilitación”, continuó.

Cacho se va caminando, mascullando los cálculos del fútbol. Pensando en los puntos que quedan jugar. “Vamos a tratar de cerrar en un piso de 27 a 30 puntos, era lo que queríamos, como para estar bien”. Y se va. Se pierde por la puerta de atrás. Pero da otro paso adelante. Siempre para adelante.

Otro comienzo. Arnaldo Sialle tuvo que irse de Córdoba el 6 de noviembre tras la rotura de tendón de Aquiles izquierdo. Y, después de la intervención y recuperación parcial en Rosario, ayer regresó a Córdoba. Cacho se movió como pudo, pero hizo el esfuerzo de estar en Córdoba, en la práctica del equipo.