El debut de Talleres. El sábado ante Sarmiento, Avendaño comienza una nueva etapa en el club y no se achica: “Quiero volver a Primera”.

En todos los campeonatos. Después de aquel descenso. “Avendaño, suena en Talleres”. Juan Pablo se fue entre las sombras de aquel doloroso descenso a la B Nacional en 2004, cuando se curtía como jugador de fútbol. Pero el destino lo puso de cara a reconstruirse. Y se volvió a armar. Avendaño, a los 31 años, no sólo volvió para jugar en la T. Él dice que regresó (el DT le dio la capitanía del equipo) para subir a Primera. Pero se traslada al peor recuerdo ante Día a Día: “Me tocó irme del club con aquella tristeza. Siempre me fui pensando en volver y entonces ahora trato de pensar en este buen momento”.

–¿Con qué te encontraste?
–Con un Talleres muy cambiado, con gente ambiciosa que quiere lograr cosas, que quiere sacar al club de esta situación y de acá a la finalización tengo la ilusión de pelear el tan ansiado ascenso.

–¿Y te fuiste mal de Talleres?
–Me fui por no haber conseguido el objetivo y con mucha tristeza por haber perdido la categoría después de un año tan brillante (el ciclo con Juan José López como DT). Sabíamos que no iba a ser fácil y en el último peldaño las cosas nos salieron mal.

–Te toca volver en una buena edad y bien…
–Quería volver para aportar cosas importantes y hoy me siento capacitado para darle al grupo desde mi lugar todo lo que he cosechado de experiencia.

–Y antes de este regreso hubo muchas chances más…
–En los últimos cuatro o cinco años hubo muchas chances, pero no se daban las condiciones. Uno estaba en otra institución y había trabas. Hoy estoy contento y muy tranquilo de estar acá.

–Para un comienzo perfecto, es como un envión muy grande que Sialle te haya designado el capitán del equipo…
–Es una confianza extra y uno está mentalizado en ir mejorando y darle cosas positivas al equipo. Hay muchos muchachos con ganas, será partido a partido. Tengo que ratificar la confianza que Cacho me ha dado y la dirigencia que hizo que hoy pueda estar acá. Espero contribuir.

–Vas a ser uno de los que lleve encima esta mochila…
–No tengo problemas y me ha tocado ser referente en los últimos años, poniendo el pecho ante las adversidades. Uno tiene que actuar con humildad y siempre aportar.

–En el vestuario también hay que trabajar…
–Sí, se hace fácil cuando hay muchachos que comparten la misma idea que uno, los mismos objetivos. Todas estas cosas hacen que se simplifiquen las cosas, que el grupo tire para el mismo objetivo.

–Cualquiera diría que hay que hacer un buen colchón de puntos, de mantenerse…
–Yo vine a Talleres para pelear por el ascenso. No es una frase hecha. Tenemos material para pelear arriba. Después veremos qué pasa con el torneo, pero sin dudas que la ilusión nuestra y de la gente es pelear lo más arriba posible. Trabajaremos y sabemos que será largo y duro para buscar el ascenso pero soy muy creyente y confío en el grupo que se ha formado.

–¿Pelear, entonces?
–La historia del club te obliga a pensar de esta manera, Talleres dejó pasar cuatro años de su historia y hoy hay que tener la cabeza puesta en pelear el ascenso.

Juan parece estar listo. Es el comienzo de una nueva temporada, con la cabeza puesta en un objetivo pesado, casi con la sangre en el ojo. Ya piensa en la pelea, la que está dispuesto a dar, hasta el final.

Avendaño y la ilusión que se esfumó en 2004. En la foto se los ve aún con la esperanza de ir torciendo el rumbo. Y fue tan grande el esfuerzo que estuvieron ahí, a un pasito. Fue al final, en 2004 cuando Talleres se fue a la B Nacional en aquella serie de promoción que perdió frente a Argentinos Juniors. Aquel equipo que dirigió Juan José López. Que trajo con golpe de efecto al Chicho Serna, que encontró en Osorio al de los goles justos. Que tenía a Piriz Alves a un artillero implacable, enorme.

Juan Pablo Avendaño ya se curtía como jugador de primera, que antes que eso estuvo a un paso de seguir en el anonimato e irse a jugar al Argentino A, con la camiseta de Racing de Nueva Italia. Pero su situación se terminó destrabando y salió a la luz. Con varios a los que también les fue bien como a Sebastián Carrizo o a Víctor Vitrola López. Por esas cosas de la vida, fue compañero de equipo también del actual gerente deportivo Maximiliano Salas. Avendaño vio como la ilusión se les esfumaba en 2004 y se terminó yendo en silencio. Hoy le toca una nueva realidad, pero también una nueva oportunidad quizás de sacarse esa espina.