Siempre está. Talleres era un equipo “viejo”, sin sorpresa, y el 9 apareció para darle más vida.

El mejor maquillaje/mineral/medicamento lo tiene Talleres. Gonzalo Klusener no viene en crema, sino en goles. Aporta nutrientes a un equipo que a vece sabe a rancio, duro, falto de la gimnasia que necesita para ilusionarse con salir del Argentino A. Pero ahí está el goleador, siempre fresco, oportuno, revitalizador para liberar poros o desinflamar dudas. Que hace que la gente ría cuando la preocupación aparece. Anoche, el 9 le dio el triunfo 1-0 a la T sobre Juventud Antoniana por la 19 fecha.

Talleres presumió en el arranque de juego. En la explosividad de Carabajal pareció que iba a lastimar a Juventud Antoniana. Por izquierda, Albano Becica ofrecía su frescura pero duró poco. Un cabezazo de Klusener, a los 11 minutos, pasó cerquita del palo del 1 Ángel Pedroso y no mucho más para la T. Tin Díaz pasó inadvertido para armar la primera jugada Y enfrente Antoniana tuvo la peligrosidad de Prieto y Triverio que armaron de las suyas. A los 17 Aguiar tapó estupendo ante Prieto. Más tarde, sobre los 25, otra vez el 1 albiazul voló para ahogare el grito a Triverio previo error de Nievas.

La tenencia de la bocha fue para la visita. Empezó a adueñarse del partido -desde la posesión- porque Acosta le ganó la espaldas a Villarreal y Prieto aprovechó la poca marca por la derecha para filtrarse mano a mano con Bazzi. Para peor, el final de PT encontró a Medina lesionado y le dejó en lugar a Diego Chitzoff. Todo quedó abierto para la segunda etapa.

Dinámica. El segundo tiempo de Talleres fue distinto. Salió con otra decisión y hubo diálogo (toque y búsqueda) entre Díaz-Carabajal-Olego para llegar con peligro. Claro, antes Aguiar tapó remate claro de Triverio para seguir con vida. Luego Klusener avisó con un cabezazo. Hasta que llegó el, en posición duda, del goleador albiazul. Iban 15 y tras tapada del 1 salteño, aprovechó el rebote para el 1-0. Con la ventaja, los dirigidos por Sialle se tranquilizaron. Ganaron en precisión y eso lo llevó a ir para adelante con mayor criterio. La visita sintió el golpe y Acosta se quedó sin nafta. Así las cosas todo quedó para que la T lo liquide, pero volvió a carecer de inteligencia para noquearlo.

Cacho mandó a la cancha a Gastón Bottino para darle aire al medio campo. Después ingresó Nery Leyes para cerrar el partido y obstruirle los caminos a los norteños. Tuvo algunas contras con Carabajal que no llegaron a destino. Y atrás la seguridad de Aguiar, seguro arriba y abajo para sostener las esperanzas.

El final del partido encontró a Talleres y a la gente rejuvenecida para alentar. Gracias a la Juventud de Klusener, el goleador que lleva 12 tantos en 15 partidos. Y por ahora es la vitamina que levanta un cuerpo que tiene dolores por solucionar. Que por ahora alivia cuando llega el temblor.