La “T” comenzó a construir su goleada en Sunchales en la gran actuación del arquero Diego Aguiar y luego en todo el talento de Gabriel Carabajal.

Voló hacia atrás Diego Aguiar. Ese tiro de Jonathan Lastra se había desviado en la cara de Maximiliano Antonelli, como para agregarle más veneno. Venía sucia e iba derechito a la red. Pero las manos del arquero albiazul llegaron a destino. Y con esa acción también empezó a volar Talleres. Sus compañeros, el entrenador Arnaldo Sialle, los integrantes del Fondo de Inversión, los hinchas que se bancaron la lluvia y que veía cómo de a poco empezaba a salir el sol. Fue un vuelo simbólico para el Mundo Talleres y para el propio arquero.

Ese reflejo de Aguiar le puso cierre al mejor momento de Libertad y llevó a Talleres a su mejor momento. Sin escalas. Esa y otras piruetas más tuvieron el poder de un gol. A los dos minutos de esa acción inicial, Marcos Carrasco anotó el 1-0. Luego vino otra tapada ante un tiro cruzado al mismo Lastra y un ratito después Gabriel Carabajal terminó de determinar el juego con su golazo en el 2-0 y, finalmente, con la asistencia que le dio a Alexis Olivera para que anotara el 3-0.

Mientras Aguiar seguía engrosando su legajo: esa doble tapada a Paolo Berardi, la chilena posterior de Maximiliano Antonelli y otro mano a mano increíble que le detuvo al “9”.

La goleada, el poder de conversión del equipo ratificado, la gravitación de Carabajal, el triunfo de visitante –segundo consecutivo– después de 237 días de aquella victoria ante Juventud Antoniana por 3-2 el 26 de febrero, una victoria que recordó a la del debut de Arnaldo Sialle como DT de Talleres (fue 2-1 el 14 de noviembre del año pasado, en el mismo escenario aunque más infartante porque ganó sobre la hora) y la posición expectante que ocupa en la Zona Norte fueron las referencias que le siguieron en importancia a los vuelos de Aguiar. Son los hechos que le permiten al primer equipo albiazul disfrutar un momento feliz. Con Libertad para soñar.

Soy Aguiar. Aguiar estaba feliz. El arquero albiazul saboreaba la victoria. Se sentía más parecido al Aguiar que fue a buscar Talleres que a aquel del atribulado debut. Allá en San Francisco con directa responsabilidad en ese 0-2 parcial, que luego por obra y gracia de Klusener con sus goles terminó en el 2-2 final. Un mal momento que se prolongó en el pelotazo que recibió en uno de sus ojos ante Gimnasia y Tiro, en la fecha siguiente.

Esas imágenes cambiaron ayer por la de un arquero que ofreció la seguridad esperada en una cancha difícil, barrosa y que pareció inclinarse en varios momentos hacia su área. Allí tuvo la actuación más determinante. Y lo disfrutó de verdad.

“Pude responder. El club me contrató para esto. Lo que más me importaba era ganar. Logramos hacerlo fuera de casa, manteniendo una regularidad ante un rival como Libertad que conoce bien su cancha. Fue 3-0. Y eso le cae bien al grupo”, comentó Aguiar, quien, ante Guaraní Antonio Franco, en la fecha pasada, le tapó a Barinaga lo que hubiera sido un 2-0 y luego el equipo viajó al 3-1 final.

–¿La más difícil?
–La del primer tiempo. Hubo un desvío muy cerca. Pude sacar la mano. En la fecha pasada, pasó algo parecido ante Guaraní. Desvié esa pelota y abrimos el marcador. Igual creo que lo ganamos bien.

Soy Carabajal. Si Diego Aguiar empezó a construir el triunfo, Gabriel Carabajal le fue dando forma. Más allá del detalle de las jugadas que convirtieron al partido en goleada, el pibe parece tener lugar donde gravitar.

Ayer hizo la diferencia en espacios amplios y en los mano a mano contra los centrales rivales. La gravitación de su aporte en el equipo, será clave en el futuro albiazul. Lo sabe el propio jugador, el entrenador Arnaldo Sialle, los administradores del club y los hinchas.

“Estoy feliz. Me siento cómodo jugando de delantero o arrancando de ‘8’. Ante Libertad logramos un triunfo clave”, decía Carabajal, quien había arrancado la semana con un problema estomacal.

El entrenador, por su parte, decía sobre otra de las figuras de la goleada en Sunchales: “Está rápido. Es bueno para él y para todos”.

Muy cerquita de ellos, Ernesto Salum, integrante del Fondo de Inversión, parafraseaba al vicepresidente Alberto Escalante: “Son cinco meses para hacer historia. Este chico puede hacerla”.

Unos metros más allá, el simpatizante René Batán –vio todos los partidos del Torneo Argentino A– se tocaba el corazón, como muchos de los 1.400 hinchas que se llegaron a Santa Fe, y le decía: “Vamos, pibe. Sos la carta para ganar el ascenso a la B Nacional”.

La tarde cayó en Sunchales, Talleres ganó y goleó. Semana para soñar.