El capitán albiazul dice que ahora llega a pelotas que no podía capturar en el inicio de su vuelta. El volante asegura que el equipo va con pasos lentos, pero firmes.

Sus compañeros que estaban cerca de Javier Villarreal sintieron ese sonido clásico. Ese chasquido del botín que traba la pelota contra la pierna del rival. Ese suelazo del capitán albiazul le dejó la pelota servida para tocar a un costado, para retener la pelota, para hacer el control de ella.

Al fin y al cabo, hubiera sido lo más fácil, teniendo en cuenta el 1-0 parcial. Pero no, “Villa” metió un pase quirúrgico, Carabajal ganó a la carrera, Klusener hizo el pase a la red y Talleres ganó 2-0. Pero aquel suelazo de Villarreal fue el último de una serie de quites que recompusieron su imagen, la que la gente maltrató un poco tras el 1-0 a Alumni. “Me sentí más suelto, con más confianza”, dijo “Villa”.

–Tuviste cinco o seis quites de esos importantes...
–Hubo situaciones en las que me sentí mucho mejor, más suelto, más rápido. Sé que a medida que pasen los partidos me iré sintiendo mejor. Tendré más ritmo. Se dará gracias a la ayuda de mis compañeros y del cuerpo técnico. Ahora llego a pelotas que no lo hacía en los primeros partidos. Me siento más ágil. Pero la mejora del equipo es lo que produce que uno se sienta mejor.

–¿Un quite suyo contagia al equipo como un gol de Klusener?
–Como la fuerza de Leyes. El resto se contagia. Es fundamental para un momento complicado. En el día a día, también. Uno tiene que tener seriedad para seguir por un camino que es el de buscar el ascenso

–De los insultos a la ovación, en días. ¿En qué lugar se pararse? ¿A la defensiva o a la ofensiva?
–Es un campeonato sicológico. Más para los jugadores. Es un club grande que no tendría que estar nunca en esta categoría, pero está. Hay una ansiedad y una desesperación lógica. Pero estamos bien, en ese sentido. Las cosas nos van saliendo lentamente. Levantamos el rendimiento y llegaron dos victorias consecutivas. A pesar de la ansiedad y del enojo de la gente, tuvimos paciencia. En los segundos tiempos hemos ganado en inferioridad numérica ante Alumni y con San Martín, aseguramos el partido. Son cosas clave para pelear el ascenso.

–¿Qué cambió en estos días para ver un mejor Villarreal?
–Hubo cosas que cambiaron. A uno le tocó vivir situaciones a lo largo de su carrera en las que tiene que salir adelante. Tuve y tengo la fortaleza de Dios para salir de momentos críticos y difíciles. Es una demostración más de que tengo ganas de hacer las cosas bien. Que quiero mejorar, que quiero estar y pelear arriba. Tengo en claro a lo que vine. Hay amor propio para no quedarse con lo que uno ha hecho y para poder contar con el respeto de los compañeros. Y también hay que ser autocrítico. Siempre hay que mejorar. Al ser grande y, en mi caso, uno como capitán está expuesto. Si las cosas no están bien, junto con el DT y las cabezas del grupo, hay que estar listos para los que la gente va a reclamar.

–¿Qué produjo el cambio en ese segundo tiempo?
–La actitud. La determinación de ir a buscar el partido unos metros más arriba, de tratar de empezar a jugar de una vez por todas, de tirar paredes, de jugar por abajo, de crear, de ganar las divididas y convertir. Fue bueno el triunfo porque el rival es un grande y un candidato. Que se armó para subir y al que alcanzamos. Fue importante por eso y porque el equipo mejoró. Sobre todo en el complemento. A medida que van pasando los partidos, vamos encontrando cosas que al equipo le iban faltando.

–El triunfo llegó después de 14 años. Entre el 4-1 en la Boutique de 1998 y el 2-0 del domingo, vos eras el único jugador que se repitió...
–Estaba joven. Dos meses después de aquel triunfo conseguimos el ascenso. Esperemos que pueda darse lo mismo. Quedo un camino muy largo. Vamos a paso lento, pero firme. Creciendo.