El volante (33 años) reconoció que estaba un “poco apagado”, pero que la “T” lo motiva. También observó que muchos hinchas no digieren su paso por Belgrano.

Se abrazó con Francisco Cabasés, a primera hora, en la Boutique; hoy lo hará con Daniel Albornos y Diego Garay, en el predio albiazul. Y antes y después, la expectativas de los hinchas. En la cancha o en el predio y en sus adyacencias. En la calle. Son los rastros que el altagraciense Javier Alejandro Villarreal fue dejando de su versión albiazul, la misma que ahora vuelve a recuperar para sacarlo del Argentino A.

Palabras sentidas las del intendente histórico de la Boutique y el que da nombre a esa cancha en la que debutó. También lo serán las de “la Chancha” y “el Chino”, aquellos con los que ascendió en 1998 ante Belgrano y que hoy trabajan en inferiores. Ni hablar de los simpatizantes.

De los incondicionales y de los que recuerdan su paso por Belgrano; los que le extendieron un cheque sin fondos porque bajó al Argentino A (sino fuera por Francisco Dutari sería el único ex que bajó en condiciones de darle algo) y los que quieren que empieza a jugar ya. Y que glorifique su historia, pero con el ascenso tan deseado.

“Me encontré con ‘Paco’, con varios conocidos. Es una alegría. Es una manera de terminar donde empecé. Es la chance de poder reconstruir la relación porque yo no me fui bien. Espero que haya un final feliz con el ascenso. Para mí y para la gente”.

Tras la temporada posterior al ascenso, “Villa”, que era del Fondo de Inversión de Boca, fue cedido a Belgrano ya que Talleres estaba más interesado en traer a Adrián Ávalos y a Darío Gigena (fichas del empresario Jorge Petrone), que estaban en el equipo celeste. “El pase del año”, tituló este diario el 16 de julio de 1999. Y se abrieron heridas.

–¿Por qué decís que no te fuiste bien?
–Porque me fui al club rival. Yo siento que acá puedo sanar heridas. Pasó mucho tiempo y nunca me habían llamado. Y ahora sí. Por eso estoy feliz de estar acá. Quizá muchos no estén todavía contentos con mi vuelta…

–¿La factura por jugar en Belgrano y haber dicho que querías volver allí?
–Sí. Fue por la posibilidad de volver a Belgrano. Ellos me llamaron, no Talleres. Yo pongo este ejemplo. ¿Qué le pasa a un hijo cuando lo echan de su casa y su padre nunca más lo llama? Siempre va a tener una especie de bronca. Pero estas cosas pasaron. Uno no lo puede borrar, pero estas heridas se pueden sanar dentro de la cancha. Logrando objetivos, que es la realidad. Es ascender y nada más. Si no, sería un fracaso.

–¿Sos hincha de Talleres aún?
–Yo llegué acá y me llené de recuerdos. Estuve desde los 9 años y hasta los 19. Y 13 años estuve muy lejos y nunca se acordaron de mí. No culpo a nadie. Pero sí quiero agradecerle a Rodrigo Escribano, que desde el primer momento impulsó mi llegada y me abrió las puertas del club. Y siento como, ya te dije, que esto es un regalo de Dios. Poder terminar donde uno empezó. Mi infancia está acá.

–En tres años de Torneo Argentino A, sólo un ex (Dutari), en condiciones de gravitar, había aceptado bajar para dar una mano...
–Es una linda oportunidad, para el club y para mí. Es lo que mi corazón siente. Es Talleres quien me formó y me hizo debutar. Pasó tiempo y ahora regresé. Le agradezco a Dios, la chance de poder darle una mano ahora. Aparte volví a Córdoba. Soy de Alta Gracia y cada vez que venía de vacaciones, no me quería ir más.

–¿Cómo será ese primer partido con los hinchas?
–Esperemos que nos alienten. No busco gloria personal, ni nada. Simplemente vengo a ayudar. A portar lo que uno puede hacer para el bien de la institución. Sinceramente es doloroso ver dónde está. No tiene que estar allí.

–Sialle definió tu concurso como de jerarquía. ¿Eso ayudará a que otros refuerzos den el sí?
–Cuando se arma un buen plantel y hay nombres de jerarquía, eso termina potenciando a todos. Me siento un privilegiado. Quiero sanar heridas con la gente. Yo ya me sané. Una vez que entré aquí pude olvidar muchas cosas. Me toca demostrar en la cancha que estoy bien, que quiero el ascenso. Hay que ir despacio. El momento es éste. Será un torneo difícil, largo. El objetivo es subir. Me siento con fuerzas. Por algo vine acá. Sinceramente estaba un poco apagado, pero todo esto me volvió a motivar mucho. El vivir esto de la presión, de llegar arriba sí o sí. Quería vivir estas presiones.

–Y eso que hasta hace poco jugaste con el Corinthians, por Libertadores, que es hoy finalista...
–Hace poco que jugué contra ellos por Libertadores. Y también llegamos a la semifinal en la edición pasada. Son cosas que he vivido, pero aquí también el desafío es grande.

–Te operaron de meniscos...
–Tuve una cirugía que es normal. Quizá como estaba en Nacional de Paraguay... Pero hasta hace dos meses y medio jugué ante el Corinthians por Copa. Estoy bien y falta. Ya hablé con el PF Navarro.

Navarro. Escribano dijo que quiere que siga en la “T”.

Montiglio. Talleres hizo una oferta. Ricardo Rodríguez, nuevo DT de Atlético Tucumán, analiza si lo quiere. Lo esperan hasta mañana.

Tomasini. Si Crucero no ascendía, se venía a Córdoba. Ahora la prioridad es para el club misionero.

Tévez. Brown de Madryn lo cedería al exterior. Talleres lo pretende.

Narese, a prueba. El lateral-volante será visto por Sialle. Viene de lograr el ascenso al Argentino A con San Jorge de Tucumán.