El arquero de la Local de Talleres salió de terapia intensiva y fue trasladado a una sala común, después de que resultara internado por un fuerte golpe en la cabeza en un partido que casi le costó la vida. La historia que pudo ser tragedia.

El clima fue tenso y desesperante. Ya habían pasado 50 minutos y en cancha de Escuela Presidente Roca, la ambulancia brillaba por su ausencia y la desesperación crecía minuto a minuto. Hasta que las manos salvadoras del médico y la voluntad no racional de los compañeros y padres lo hicieron posible, derribando el portón a patadas y trasladando al herido al Hospital San Roque, en función de su atención urgente. Esa pesadilla vivió el arquero del equipo de Talleres que compite en la Primera Local, Rodrigo Valdez, quien por la Liga Cordobesa de Fútbol, sufrió un golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente, y estuvo cerca de perder la vida a causa de dos paros cardiorrespiratorios. Hoy fue trasladado a una sala común, y entre hoy y mañana podría recibir el alta.

La historia. El choque con un compañero fue en el área, en la disputa por despejar una pelota. Iban 26 minutos del primer tiempo. Instantáneamente, el golero cayó desplomado al suelo, con convulsiones, producto del choque de cabeza en la sien. Las tareas de reanimación no eran suficientes como para que recuperara el conocimiento y la situación amenazaba con agravarse. “Fue muy traumático la verdad. La ambulancia no venía y encima nadie en la cancha tenía las llaves del portón. Habíamos llamado a la ambulancia pero el 107 se negó a venir, acusando que ellos tiene la orden de retirar a gente sólo de la vía pública. Cuando se tiró abajo el portón, metimos a mi hijo en un auto particular y lo llevamos al hospital”, cuenta Jorge Valdez, padre de Rodrigo, quien agradeció a su vez al médico de la Local, Mauricio Escriva. “A esa altura había sufrido dos paros cardiorrespiratorio y era alarmante. Temí por lo peor. Le había dicho a mi otro hijo, que es policía, que por radio avise a una ambulancia y vino a los 10 minutos, pero ya habíamos salido, no entiendo por qué el 107 no quiso venir”, agregó.

Historias clínicas. Hasta las 22 del sábado, el administrativo de inferiores de Talleres, Juan Pablo Negrete, estuvo acompañando al arquerito. Evangelina, su madre, también lucía nerviosa esperando el diagnóstico. Rodrigo presentaba un hematoma extradural, y de esa forma estuvo en terapia intensiva dos días, bajo observación permanente. Ayer, tras intensos exámenes y tomografías, llegó la buena noticia: se confirmó la reducción del coágulo, y como su respuesta fue favorable, quedó fuera de peligro para de descartar de esa forma la posibilidad de una intervención quirúrgica: podría estar en su hogar antes de lo previsto.

Agradece al club. El padre se acordó de todos cuando su hijo fue trasladado a una sala común: “En este momento puedo hablar, porque el lunes estuve muy angustiado. Quiero agradecer a los compañeros de Rodrigo, que lo acompañaron en todo momento, y a los padres que van siempre a la cancha, porque se portaron como ángeles. Me ayudaron, me trasladaron al hospital y pusieron lo mejor de ellos. Y no me voy a olvidar de los dirigentes de Talleres, porque nunca nos dejaron solos, se ofrecieron incluso a pagar las consultas y estudios necesarios y me dieron una mano enorme. Mi hijo y toda mi familia sentimos orgullo por como se portaron con nosotros”.

La historia tuvo un final feliz pero pudo ser una desgracia. Habrá que replantearse en el seno de la organización de la Liga si realmente hay capacitación y están dadas las condiciones para enfrentar este tipo de emergencias. Con lo ocurrido el sábado, la reprobación es lógica.

Demanda. Escuela Pte. Roca demandará a VITAL por las demoras de la ambulancia.