El juvenil de 20 años de Talleres, que debutó ante Sportivo Belgrano, se levanta todos los días a las 5 para venirse desde Lozada, su pueblo. “Por lo general soy el primero en llegar y tengo que esperar que me abran”, dijo.

El despertador suena a las cinco de la mañana. Sin limpiarse las lagañas, se levanta, un bostezo, y directo a la cocina. El té y las tostadas es parte de la elaboración que incluye lo nutritivo, pero sin demorar mucho porque a las 6 sale el colectivo que lo trasladará por los 50 kilómetros que los distancian de Córdoba, para ir a entrenar. Así es la rutina del volante Gabriel Carabajal, quien debutó con mucho éxito en Talleres por el carril derecho ante Sportivo Belgrano, todos los días, que apremiado por su traslado desde Lozada, pequeña localidad en donde reside, con apenas mil habitantes, porque el entrenamiento comienza a las 8. Todo el sacrificio está sujeto al sueño de ser futbolista, responsabilidad importante para sus 20 años. “Estoy contento con la chance de haber jugado, me sentí cómodo. Por eso todo el esfuerzo que hago viajando y madrugando, tuvo su recompensa. Por lo general soy el primero en llegar y tengo que esperar a que me abran”, cuenta a PODIO Carabajal, la nueva cara de la cantera albiazul que ya vio la luz. Quedó en claro que al que madruga, Dios lo ayuda, como dice la frase popular.

- ¿No sería más fácil mudarte a Córdoba?
- Seguramente, pero por ahora no puedo. En la pensión del club ya hay muchos chicos, sobre todo los que viven en otras provincias y son más chicos de edad. Ya veré cómo hago más adelante.

- ¿Sentiste los aplausos de la gente?
- Sí, fue emocionante. En esa jugada me había tirado al piso justo para cerrar y la verdad, me dio una sensación que no puedo explicar bien. Estoy sumamente agradecido. Esperé mucho este momento desde que llegué a la Liga.

- ¿Cómo llegaste a Talleres?
- En 2010, en una prueba en el predio. Me trajo Victorio Ocaño. No había podido jugar antes porque tuve inconvenientes con mi pase. No me llegaba el transfer de Patriotas de Colombia, hice una hermosa experiencia en ese país. Empecé en Central de Río Segundo, pasé también por Bartolomé Mitre de Pérez. Después me salió lo de Colombia.

- ¿Te costó acomodarte? ¿En quiénes te apoyaste?
- Cuando tengo la pelota siempre trato de buscarlo a Ramiro (Pereyra), hace todo más fácil. Me encanta su juego y es mi referente. Trato de imitarlo, pero no tengo su gambeta corta, que es indescifrable. Me gusta imitar a Román Strada, tenemos un juego más parecido, por la velocidad. Nicolás Romat me apoyó y me relevó siempre, así pude sumarle al ataque.

- ¿Qué te pide Bianco?
- Que me muestre abierto por el costado derecho y que cuando tenga la posibilidad, que juegue el mano a mano con el defensor rival. Siempre fui enganche pero en esta posición me siento cómodo. Me dieron confianza todos. Espero seguir así, estoy viviendo un sueño.