Caras y caretas. Fiesta en las tribunas y algunas escaramuzas pintaron la noche de verano en el Monumental. Los hinchas cumplieron, los de la T, chochos.

Mucho antes de las 21 el duelo de gargantas ya era a muerte. Si hasta el preliminar entre albirrojos y albiazules ya tenía aroma a clásico. Los de la Glo se hacían sentir desde la popu sur y la enorme platea roja y blanca. Los de la T demostraban que en aliento no eran nada visitantes desde la norte y la Preferencial. “Ohh vos sos del Argentino, che Talleres p... frío”, se mofaban los fanas de Instituto. “Llená la cancha la p... que lo parió”, contestaban enérgicos los del Matador. Bombos, bengalas, papelitos, aliento desenfrenado... Realmente hubo de todo en un Monumental que lució un gran marco con cerca de 15 mil espectadores. Pero, faltaron los trapos, esa demostración de amor incondicional que se cuelga de los alambrados pero que nace en el corazón. Por disposición de la Policía, sólo eran trapos de 2x1.

Y qué decir de la salida de los equipos a la cancha... Espectacular. Ensordecedora, con gritos de guerra hacia el clásico rival, seguro. Pero también con esas ilusiones de ascenso que vienen pechando de atrás desde hace rato.

Para colmo, el derby trajo las emociones casi desde el vestuario. Cuatro goles hicieron que el PT pague con creces esos pesos que gastó la gente para pasar calor y nervios en el estadio. Y el ST encontró el jolgorio albiazul con el gol del héroe: Lisandro Sacripanti

¿Cómo se portaron los hinchas? Mas o menos. Algunos cayeron en aquello que se temía: arrojar piedras. Fue sobre el final del PT cuando los fanas gloriosos intentaron romper el alambrado de la sur. Por eso hubo balazos de goma para controlar la situación.

De igual manera, fue un verdadero fiestón el que se vivió en Alta Córdoba. El premio grande se lo llevó la T. En la cancha y también en las gradas. Cosa de locos.