La figura del finde. Anívole entró en el ST, metió un pase gol y clavó un tiro libre para el 3-1 sobre Sportivo Belgrano. “Todo salió redondo”, dijo el zurdo. Las lesiones ya fueron.

Fueron tres semanas que parecieron meses, años. Un volver a empezar de cero devastador por no haber sido el primero. Por haber transformado al tiempo otra vez en enemigo. Por hacer que el segundero se detenga de nuevo.

Su gente cercana cuenta que la ansiedad lo carcomía como el Pac-man. Y que en un almanaque iba tachando los días para su regreso a las canchas. Faltan cinco, faltan cuatro, tres, dos, ¡uno! Las crucecitas en los casilleros eran la imagen misma del optimismo. Y de a poco el zurdo le iba ganando esa batalla interminable al reloj de arena.

Pero la necesidad por demostrar que el carril izquierdo llevaba su nombre y apellido todavía no había sido saciada. Permanecía insatisfecha. Hasta que el domingo, en el estadio que lleva el nombre del Matador Mario Alberto Kempes, Ignacio Anívole tuvo una actuación que mató cualquier duda respecto a qué nivel tendría en su segunda vuelta.

Ingresando en el segundo tiempo en lugar del averiado Víctor Cejas, el Pocho gobernó como en sus mejores épocas. Pero lejos de defender la bandera del radicalismo, este Pocho eligió ser el mejor representante de la izquierda. Desde ese sector le puso la bocha en la cabeza a Guille Cosaro para el 2-0 sobre Sportivo Belgrano. Y el zurdito también forzaría el 3-0, esta vez con un gol de tiro libre bien de potrero: remate al primer palo del arquero y a sacar del medio.

“Estaba con bronca por tener que verlo desde el banco, a nadie le gusta eso. Pero tuve la suerte de entrar y de demostrar que puedo estar. Estoy contento porque me salieron las cosas y esto se disfruta más por ese enojo lógico que todos tenemos cuando no se tiene la chance de jugar. Todo salió redondo”, fueron las primeras sensaciones de Anívole ante Día a Día.

Una rotura de ligamentos internos y cruzados de su pierna izquierda lo dejó afuera de las canchas por espacio de 7 meses, allá por enero. Y, cuando volvió en este torneo, un esguince en uno de los dedos de su pie más hábil volvió a revivir esos fantasmas que aterran tanto a cualquier futbolista. Por eso, cuando su zurdazo besó la red, Anívole explotó. Se dejó llevar por esa alegría que inundó cada espacio de su cuerpo y se abrazó con el doctor Julio Ferreyra, uno de los que lo bancó en este duro proceso.

“Cuando uno sufre una lesión y después se recupera piensa mucho en la familia. Los busqué a ellos en las tribunas porque siempre me han acompañado. Y en el festejo le di un abrazo a Julio porque me apoyó siempre en esa lesión tan jodida que tuve primero y ahora con este esguince en el dedo. Me quería morir cuando no podía estar y el gol fue un desahogo grande”, expresó el ex volante de Ferro, quien tampoco quiso olvidarse de esa gente que también colaboró y mucho en ese trabajo invisible de contenerlo en las malas: su esposa Vanesa, su nena Lucila Milena, sus padres desde Buenos Aires, el kinesiólogo del plantel Pablo Renzi y el profe Andrés, del gimnasio Quality.

No fue su mejor gol, pero... “Íbamos 2-0 y pensé que estaba bueno arriesgar. Estaba seguro que el arquero de ellos iba a salir a buscar el centro. Entonces opté por pegarle al arco y por suerte fue gol. A veces entra al ángulo y otras veces no. Pero todos los goles valen uno. Lindos, feos, da lo mismo”. Con esas palabras, Anívole recordó el tanto que le convirtió al Verde, su quinto en 23 partidos para la T.

Por otra parte, el carrilero que cumplió 25 años el viernes, consideró que las mayores virtudes de este Talleres son el factor H y la contundencia. “Golpeamos en los momentos justos nuevamente y tuvimos una actitud tremenda. Nos costó bastante ganar este partido y lo valoramos muchísimo. Mientras más diferencia saquemos arriba mejor, pero vamos de a poco”, tiró.

El nacido en Capital Federal dijo que, con continuidad, recobrará su mejor forma: “Sumando minutos voy a recuperar el nivel que me quitaron esos partidos perdidos. Estoy seguro”. Anívole volvió y es candidato para gobernar la zona media. El pueblo albiazul te vota seguro, Pocho.

El pasado, pisado. En enero, Anívole sufrió una rotura de ligamentos en su pierna izquierda. Este torneo regresó, pero un esguince volvió a ponerle un freno. Igualmente, el domingo el zurdo se sacó la mufa ante Sportivo. Asistencia, gol y victoria 3-1. Ya suma cinco gritos en la T.