Federico Jelic. Enviado Especial.- La pasión no tiene fronteras. Cada vez que Talleres sale de excursión, genera multitudes en las rutas argentinas, esas que se inundan de azul y blanco, cualquiera sea el destino que dicte el fixture. Ayer no fue la excepción, pese al inusual horario de las 14. Desde temprano, la Ruta 36 se vio repleta de hinchas, que desde barrio Jardín, en caravana, dijeron presente en Río Cuarto. Más de 2.000 simpatizantes repletaron la cabecera Norte, superando controles policiales y desafiando al clima, para dar una nueva muestra de fidelidad a sus colores.

Era un día laborable, pero sin embargo, ayer parecía feriado. Casi nadie quiso perderse el duelo. Los primeros fanáticos se ubicaron en las inmediaciones del Polideportivo de Estudiantes. Como la barra de Yofre, que aprovecharon para degustar el tradicional asado. Como Jorge Diez de barrio Colón, quien pidió el día en el trabajo para venir a alentar al club de sus amores.

El aliento fue durante todo el partido. Y eso que el «grueso» de la hinchada ingresó casi a los 45 minutos del primer tiempo, debido a que se toparon con un riguroso control policial en Alcira Gigena. Ahí fueron detenidos dos personas por contravenciones menores. A muchos les incautaron las banderas, aunque las mismas les fueron devueltas una vez finalizado el cotejo.

«Sólo hubo 28 detenidos, en los alrededores del estadio y en los ingresos, la mayoría por violaciones menores del código de faltas», sostuvo el comisario Mayor Walter Albello, jefe de la Unidad Regional 9. Pese a que no quedó en el olvido el penoso antecedente en Santiago del Estero, los hinchas albiazules continúan desafiando a las rutas del país. Muchos ya preparan el viaje a Tres Arroyos, el miércoles que viene, para visitar a Huracán. Ya estarán pensando las excusas para escaparse del trabajo o de la mujer. Eso y mucho más genera Talleres, que sigue escoltado por su gente, juegue donde juegue, en busca del retorno a la B Nacional.