La T ganó con lo justo y quedó a un pasito del objetivo. El equipo anduvo bien, pero debió liquidarlo antes.

Primero hay que saber sufrir. Después amar, después partir. Eso logró Talleres. Que lo padeció y perdonó demasiado. Que atravesó momentos de sopor pero que inquebrantable, abrazó un triunfazo por 2-1 ante Juventud Antoniana que lo acercó a la clasificación. Con nueve gladiadores soportó estoico el ataque desesperado de los salteños y terminó logrando una victoria tremenda. De esas que te dejan exhausto pero pleno. No fue para menos. Acaso en Salta parió el pasaporte a la próxima instancia que tanto lo desvela.

Talleres salió decidido a jugarlo de entrada. Ser visitante no le era motivo para resguardarse en la especulación. Enfrente, Juventud Antoniana, con el apoyo fervoroso de su gente. El primero y el segundo proponiendo golpe por golpe desde el arranque. Por derecha Matías Rinaudo comenzó a dejar su huella por el carril, ganándole el duelo a Mateo Martinelli que pedía auxilio para volver y marcar. Con apenas unos minutos transcurridos, el elenco salteño olió que la línea de tres de Talleres ofrecía algunas dudas. A los 3, un centro desde la derecha de Rinaudo, encontró la testa de Héctor Arrigo y Martinelli salvó milagrosamente en la raya.

En la T nadie se hacía cargo de tener a la pelota y perdía en juego. Sin embargo, Ramiro Pereyra apareció para armar juego y entró en acción. A los 10 tocó para Sacripanti que cae. Falta sobre el delantero. Lo ejecuta Martinelli y por poquito Adrián Aranda la empuja al fondo de la red. El local perdió a Arrigo que abandonó la cancha por lesión, entonces el Matador se agrandó porque el partido y el destino le guiñaron el ojo.

La pelota la tenía Antoniana pero el que lastimaba era Talleres. Paridad absoluta que sólo se quiebra con alguien que tenga la llave. Un distinto. El reloj marcó 15 del primero y Miguel Monay trabó con el alma, cedió para Pereyra que acarició la histérica de manera excelsa y la clavó desde 22 metros. Golazo para poner el 1-0 que desmoronó a Antoniana y engrandeció el sueño de Talleres.

Más tarde el local tuvo una: Navarro remató y respondió bien Giordano contra el palo izquierdo. A los 21, cabezazo de Chmil que da en el travesaño, se salva la T. El negocio de Talleres era el contragolpe. A los 27 Aranda habilita a Sacripanti que remata por arriba del horizontal. Y de tanto perdonar, la T se descuida y a los 47, cuando moría el primer período, Claudio Acosta fulmina a Giordano y clava el 1-1. El primer tiempo se acabó con Talleres dilapidando varias y con el Santo dominando.

Puñalada y a resistir. En el complemento la T debía demostrar que el gol no lo había afectado. Iban dos del segundo capítulo, desde la derecha Sebastián Navarro ejecutó con precisión quirúrgica y en las alturas, Guillermo Cosaro impactó de cabeza para poner al Matador 2-1 arriba. Otra vez Talleres en ventaja pero Monay recibe su segunda amarilla y afuera. Con diez el equipo de Rebottaro aguantó la avalancha improlija de Antoniana que con Acosta y Navarro arrimaba peligro. Encima Martinelli también recibe la roja y deja al albiazul con nueve. Allí el plan fue el contragolpe. Refugiado atrás, intentó lastimar a pura velocidad. Buffarini lo perdió a los 35 y Galarraga a los 38. Los salteños tuvieron el empate pero Giordano se lució y Navarro lo perdió.

Talleres sufrió aunque fue superior. Se debía una victoria para demostrar porque es el líder. Su pueblo Salta con él y sueña en grande.