Talleres sigue su rumbo por caminos sinuosos e impredecibles. Desde fines de 2005, cuando el club pasó a manos de la Justicia después de la quiebra económica, no hubo aciertos en las formas de proceder, y ninguna conducción pudo avanzar en la generación de recursos, aumentando de manera considerable el pasivo. Nadie imaginaba ese escenario después de cinco años de proceso.

Los concesionarios de turno (Carlos Granero y Carlos Ahumada) no brindaron soluciones. De todos modos, el juez Carlos Tale, tiene un porcentaje grande de responsabilidad, ya que el formato de gerenciamiento dio resultados en las quiebras de Racing Club y Belgrano. ¿Por qué culpa únicamente a los gerenciadores? Está claro que Tale también las tiene, aunque no las acepte en un proceso que siempre tuvo un “tufillo” de dudas. El juez apuesta ahora a la conducción del fideicomiso con la Fundación Azul y Blanco para manejar los destinos de Talleres, pero no lo exime de que en cinco años, sólo se hayan pagado un millón de pesos, de los 30 millones que se estima del pasivo.