Pende de un hilo la continuidad del entrenador

Coqueto restobar de Córdoba. Noche, helada, de las peores en el crudo invierno. Pero la ebullición caliente de las noticias envuelven a Talleres. Ha pasado el tsunami inevitable, el descenso al Argentino A. La reconstrucción es posible para Carlos Ahumada, pero los escombros aún se amontonan. Son muchas las cosas que quedan por arreglar en barrio Jardín. La cena es prolongada y la comparte junto a su estrecho colaborador Luis Fuentes, el presidente de Ateliers SA. También José Daniel Valencia, el vice. Es casi la medianoche en la ciudad y hay placer por lo que vendrá. Las copas ya están manchadas por las huellas dactilares y se mimetizan con el rubí del vino. Ahumada brinda por el regreso de Luis Salmerón en las primeras horas del último viernes. "Qué día, qué día", piensa. Pero ya sabe lo que sucederá con el Pupi. Sí, que vendrá, que firmará, que seguirá siendo jugador de Talleres. Desde Buenos Aires está todo absolutamente confirmado:Salmerón es de Talleres, ciento por ciento.

¡Pinche! se escucha desde la mesa. Eso hace que el mozo gire su rostro con risa tenue. Hay problemas aún en la gerenciadora, muchos, pero el que menos se esperaba afloró con creces en la semana: la continuidad de Roberto Saporiti.

"Yo confío y espero que Roberto termine el proceso que hemos iniciado. Mi deseo es que nos acompañe hasta mayo del año que viene, cuando Talleres consiga si Dios quiere el ascenso", confió desde Buenos Aires anoche a Día a Día el gerenciador Carlos Ahumada y ratificó:"¿De mi parte? Está todo bien, hemos tratado de cumplir con lo que nos pidió y nos quedan sólo dos jugadores de los cuatro últimos que solicitó (un arquero y un volante)".

¿Mentiras verdaderas? De estas que se esconden como la basura bajo la alfombra. Pero el Mundo Talleres gira sobre su eje particular. Y esos giros a veces parecen mostrar el día cuando es de noche o la noche cuando es de día. Mentiras verdaderas:"Está todo bien". Es una falacia pensarlo hoy, puertas adentro de la oficina de Carlos Ahumada cuando quien está sentado frente a él es Roberto Marcos Saporiti. El discurso del entrenador