Talleres igualó ayer con la CAI en Comodoro 0-0. El empate no sirvió demasiado porque ganó Los Andes, rival directo. El elenco de barrio Jardín está en el fondo de los promedios y en “zona de milagro”, para salvarse.

La decepción es la mancha empetrolada que va cubriendo de oscuridad lo que fuera un mar azulado. La vida de Talleres en la B Nacional se va achicharrando y ayer, con el empate consumado ante la CAI en Comodoro Rivadavia punzó una vez más en el corazón maltrecho de aquel que se vistiera de héroe en épocas doradas y del que apenas queda un traje percudido y apolillado con escasas posibilidades de lucha. Ese Talleres peleador acumula sus propias cenizas que le caen sobre sus propios pies.

El fútbol de este equipo se dilapidó a límites impensados y con casi una sentencia de pasaje a otro mundo (el de una categoría inferior) sólo un par de balas quedarán en el cargador de acá al final del campeonato. Está claro que la T juega por el descenso, pero ha hecho poco en las últimas fechas para evitarlo. Con la llegada de Saporiti, en dos juegos sumó dos empates y lejos estuvo el grupo de renovar bríos o de envalentonarse.

Esa es la explicación real de porqué Talleres sólo tuvo 25 minutos, los iniciales de los 90, para intentar algo y de allí fue perdiendo velocidad, fuerza, potencia para ganar en ese cansancio exasperante de que su impotencia lo angustia.

Y poco hubo de ese partido de la sospecha. Ese que alimentaba en la previa de que a los sureños les convenía perder. La matemática así lo indica, para sus chances de salir de reválida (si perdía ayudaba a que la T saliera del descenso directo y así el elenco cordobés ocuparía el lugar de la CAI), al equipo de Comodoro le conviene. Pero esto no ocurrió, los dirigidos por Víctor Doria no fueron a menos y los de Saporiti se chocaron una vez más con sus flaquezas.

Dos tibias llegadas con un remate de Lucas Godoy que contuvo bien Trípodi abrieron los primeros 15. la CAI le dominaba el balón, pero la T se mostraba con más intenciones de llegada. Cumplida la primera media hora todo estaba como lo que al final paso: iguales. La CAI emparejó las acciones y se fue encontrando con situaciones de anotar. Rolle es un buen volante y como manija administraba la ofensiva.

En la T las buenas asociaciones entre Zermattén y Godoy invitaron a la ilusión. Cobelli, lejos del nivel esperado, y Fernándes Francou, corriendo de arriba hacia el medio para que le llegara la pelota, se encontraron demasiados solos a lo largo del juego. Así, otra vez como en muchos partidos Valentín Brasca fue determinante para ir tapando las pocas posibilidades de los locales. El 1 de la T fue clave en unas pocas en la primera parte y en otras tantas en el complemento. La llegada del final fue lo mejor que le pasó a los primeros 45. No había mucho por hacer ni por analizar.

La impotencia no tiene fin. Fue muy tibio lo de Talleres en todo el complemento. El local se armó con Romero como única pieza de llegada. Ponce controló el medio y Soto Torres fue un incansable luchador. Casi que Talleres se dedicó a esperar y a tratar de defenderse. Y Brasca la pasó mal un par de veces cuando en diferentes circunstancias pudo romperse el cero en su arco. Báez sacó la pelota en la línea (Lussenhoff lo había hecho en el primer tiempo también). Y en varios remates francos Valentín salvó las papas.

El Sapo intentó reacciones. Moreira por Cobelli, delantero por delantero. Pocos cambios se vieron. Sacó a Fernándes y puso a Pereyra, un chico que sabe con el balón y mandó a Galarraga (por Godoy) para que juegue de Zermattén y el 10 se adelantara para situarse en la zona de Godoy. Así, con esas variantes también fue poco lo que pudo lograrse. Zermattén lucía muy cansado, con poca ayuda a sus costados. En el cierre Trípodi sacó con lo justo al córner y el envío, apenas inquietó otra vez al arquero.

Fue la última esperanza que se evaporó con el pitazo final. Con la angustia de que la T puede descender en la próxima fecha, la amargura se propagó hacia un vestuario silencioso y triste. Es que Talleres está último en los promedios. Sí, está descendiendo.

La figura. Valentín Brasca. El 1 de la T ha sido de lo más parejo en el campeonato, pero ayer lo poco que le tiraron lo sacó. Tuvo una buena tarde en líneas generales el arquero albiazul. Jugó bien de arriba, mostró seguridad, tapó un par de mano a mano y fue el más destacado del equipo de Roberto Saporiti. Otros para destacar: Sebastián Bartolini, Lucas Godoy y Cristian Zermattén (que hizo un gran esfuerzo porque venía arrastrando molestias físicas). Por el lado del local el más sobresaliente fue el delantero Emiliano Romero.