Repitió los errores del debut con Aldosivi y cayó sin atenuantes en su visita a Unión.

Si la derrota tiene algún costado sabio, ése es el de aprender de los errores para poder sobreponerse y así edificar los grandes triunfos. Talleres no parece interpretarlo: otra vez quedó vacío, sin atenuantes y, como una ironía del destino, fue rematado nuevamente por sus propios errores, cuando el partido estaba "ahí".

Unión le ganó 3-0 porque lo agarró dormido al principio (a los 11 minutos Guerra puso el 1-0), y lo encontró irresoluto, nervioso y "generoso" a más no poder. Por caso, en el 2-0: tras un despeje corto de Brasca, Zapata le convirtió desde la mitad de la cancha.

Y hay algo que es más grave: su producción futbolística cayó a un estado preocupante, ya que cada vez es menor y la efectividad de la dupla Cobelli- Salmerón también se ha visto reducida.

Picante, picante El 0-0 duró lo que tardó Pereyra, amo del desborde y la gambeta corta, en ubicar a Guerra, una referencia en el área, listo para hacer daño. A los 11 minutos, "el Picante" (lo es de verdad), le metió un caño a Battauz y la mandó al área para que el goleador le ganara a Stang y a Brasca. Su tiro, desde un ángulo cerrado, rebotó en el platinado y se metió.

Talleres ya tenía el diagnóstico: debía ganar en el anticipo o cortar el abastecimiento de la dupla de ataque "tatengue". Ni lo uno, ni lo otro.

La sociedad Pereyra-Guerra, apuntalada por Arrieta y Zapata, fue abriendo surcos por todos lados, sobre todo por los laterales. ¿Y Talleres? Despertó al promediar el primer tiempo. Wilchez, recostado en la izquierda, armó un par de jugadas interesantes y un tiro suyo salió apenas desviado. Un tiro de Salmerón al travesaño y un taco de Cobelli que tapó Ojeda fueron las más claras.

Se vino la goleada. En el otro frente, Pereyra tampoco aflojaba. Como ya había hecho amonestar a Stang, se fue de nuevo contra el zaguero y éste le cometió una fuerte falta que mereció tarjeta roja, a los 9 minutos del complemento. Entró Báez para armar línea de tres en defensa. Luego, fue el turno de Fernández Francou y de Quiroga.

Talleres se sintió tocado, pero la respuesta individual no fue pareja. Un error de Esquivel obligó a Battauz a "bajar" Guerra y también fue expulsado. Pese a todo, el partido siguió 1-0, un rato más, hasta que llegó el golazo de Zapata, por otro error, en este caso de Brasca, a los 31 minutos. El 3-0 fue un pase a la red de Márquez, tras una buena jugada en la que la tocaron varios. A esa altura, Talleres ya era todo impotencia.