Mundo loco el de Talleres. Subido a la cima de las posiciones, por el 3-2 de ayer ante Independiente Rivadavia, la "T" aún sigue en zona reválida, el estigma con el que nació la actual temporada. Ése que todavía no puede sacarse.

Mundo loco el de Talleres porque ayer volvió a dar vuelta un partido en los 10 minutos finales. El golazo de Cristian Zermatten y el remate alto de Sebastián Cobelli probaron la fama de invencible en los segundos tiempos. Esa que, por ahora, prevalece más que la que indica que amanece dormido en los partidos, tal como le ocurrió ayer cuando perdía 1-0 pasados los veinte minutos de juego.

Qué hincha hubiera soñado este presente, allá por la primera fecha, cuando Talleres arrancó perdiendo con Aldosivi en la misma Boutique, la que hoy asoma como un fuerte.

De ida y vuelta. Lucas Wilchez y Ariel Ortega, un par de talentosos encendidos por bando; un lector de juego como Cristian Zermatten, un ligerito como Martín Gómez que sabe gravitar; dos goleadores atentos como Sebastián Cobelli y Luis Tonelotto y una cancha resbaladiza (por la lluvia que había caído) no apta para persecuciones individuales o marcas zonales, armaron un partido de ida y vuelta.

Lo terminó ganando Talleres porque, siendo menos que Independiente confió que –como se le dio varias veces–, podía ganarlo al final. Esta vez contó con la ayuda del DT rival Aldo Bolado: con el partido 1-2 sacó a Luis Tonelotto y Martín Gómez, quienes le habían dado la ventaja. Talleres "puso" el zapatazo de Zermatten, el oportunismo de Cobelli y la lucidez de su DT Humberto Grondona, quien mandó a Buffarini y a Robert (le tiró el centro al ex Belgrano), para que ganaran por la derecha.

El 3-2 mandó al olvido que Independiente había sido el mejor (pegó dos tiros en el palo) y al vestuario a Ariel Ortega, expulsado por reclamarle al juez Faraoni que el envío del ex Almagro había sido desde afuera.

Las emociones del final, "borraron" el hecho de que los goles de Tonelotto y Gómez, significaron un fracaso en las "personales" que debían hacer Guillermo Báez y Cristian Basualdo, respectivamente. Como pasó con Gastón Stang con cada freno del "Burrito".

Fue 3-2 y festejo. Mundo loco, mundo Talleres.