Cuando Talleres se ilusionaba con traer a Ariel Ortega, el jujeño arregló anoche de palabra con Independiente Rivadavia. Siguen los intentos por un refuerzo de categoría, pero hasta ahora son varias las decepciones.

El fósforo se había encendido durante el fin de semana, según aseveran allegados al gerenciador Carlos Ahumada. Y como en el actual contexto de Talleres, donde cualquier cosa puede suceder, a esta altura ya nadie sabe qué versiones tienen crédito suficiente para convertirse en certeza, todo vale.

La cuestión es que el delantero de River, Ariel Ortega, quien disputó tres Mundiales con la Selección Argentina, estuvo cerca de convertirse en refuerzo de Talleres, pero finalmente, el «Burrito» emigraría a Independiente Rivadavia de Mendoza. Y la bomba no explotó...

Caídas las posibilidades de Claudio López y del uruguayo Sebastián Abreu, en Córdoba quedó instalado el rumor de que ese refuerzo de jerarquía, que rompería el mercado de pases para producir un gran efecto en la campaña de socios, estaría al caer. Y cuando surgió el nombre de Ortega, el rumor comenzó a tomar fuerza por la tarde, a tal punto que Mario Rivas, vocero de prensa de Ateliers, confirmó a los medios que las tratativas eran formales. «Desde la gerenciadora me autorizaron a decirlo», explicó.

La chance del «Burrito» de partir rumbo a Emiratos Arabes Unidos se trabó por una cuestión familiar, y en danza quedaban dos propuestas: la de Independiente Rivadavia y la de Talleres. Esa compulsa ilusionó a los hinchas, y hasta al propio entrenador Humberto Grondona, quien se animó a anunciar que ya se había caído la chance de que la «Lepra» mendocina se lo llevara. Y no era así.

Destino, Mendoza. Anoche, el presidente de Independiente Rivadavia, Daniel Vila, reactivó las conversaciones con los pares de River, y antes de la medianoche, se hablaba de un préstamo a cambio de 500 mil dólares, considerado excesivo por los mendocinos, que contestarán hoy.

Lo que terminó de inclinar la balanza hacia Mendoza fue que a Ortega le prometieron hacerse cargo de un tratamiento por su adicción al alcohol en una clínica privada de Chile. Además de un salario sideral, el jujeño gozará de privilegios con pocos antecedentes en la B Nacional: contará con un avión particular para ser trasladado al país trasandino para regresar los jueves a Argentina y jugar los fines de semana.

A todo esto, Carlos Ahumada partió anoche raudamente rumbo a Buenos Aires, donde iba a reunirse por activar otra incorporación. Tendrá que hacer mucho ruido.