A pocas horas del triunfo, Angel Comizzo presentó su renuncia. Sería por la falta de pago en el hotel donde se aloja un colaborador, pero también debido al desgaste de las últimas semanas, por el caso Maidana. Hoy se despide del plantel.

En Talleres todo puede suceder. Y si no lo cree, pase y vea. El equipo acababa de ganarle a Racing el primer duelo de la reválida, cuando el técnico Angel Comizzo presentó su renuncia. ¿Increíble? No tanto. Es que el «Flaco» se enojó por el intento de desalojo a Juan «Panchi» Solari, su segundo ayudante de campo, en el Hotel Interplaza. Al parecer, por la reiterada falta de pago de parte de Ateliers que tampoco había cumplido con los haberes de Solari.

De inmediato, Comizzo se comunicó con el gerente deportivo Antonio Fauro, uno de los mentores de su llegada, y con el secretario técnico Humberto Grondona, para presentar su renuncia en forma indeclinable. De hecho, su intención es despedirse de los jugadores en la práctica de esta tarde, y acto seguido partir rumbo a Buenos Aires.

Mientras tanto, Grondona tratará de convencerlo hoy al mediodía, aunque anoche, enterado de la situación el gerenciador Carlos Ahumada, en un primer momento habría dicho: «Si se quiere ir, que se vaya».

Eso ocurrió entre las 20 y las 21 de ayer. Sin embargo, el cúmulo de motivos viene desde antes. El principal es la situación de Julián Maidana, porque con el regreso del referente albiazul, Comizzo fue quien quedó mal parado, con todos pensando que el zaguero no jugaba por decisión del técnico. Y hay quienes dicen que el propio Maidana dio una especie de charla técnica antes del duelo con Tiro Federal.

Este episodio comenzó a poner distancia entre el técnico y un plantel en el que permanentemente sucedían cosas, como la pelea entre Rimoldi y Torsiglieri en plena práctica y a la vista de todos, sin que el «Flaco» ejerciera su autoridad.

Otro caso fue el de Alexander Viveros. El colombiano venía de una infantil expulsión ante Unión en Santa Fe, y cuando estaba para volver, Comizzo no lo tuvo en cuenta. Ni siquiera lo saludaba y fue descomedido en las explicaciones que le pidió el volante. De hecho, Viveros regresó a Colombia y por distintos medios declaró: «Talleres es un club grande y merece otro tipo de técnico, alguien que sepa manejar el grupo».

Lo concreto es que el reclamo económico por el intento de desalojo (Comizzo habría pagado de su bolsillo la cuenta) fue la gota que colmó el vaso. Algunos observadores directos consideran que el «Flaco» vio la oportunidad de irse ahora, con el equipo casi salvado, y no asumir riesgos en la revancha con Racing, partido en el que Talleres podría ser dirigido por Raúl Peralta, hombre de confianza de Ahumada. A su vez, Comizzo y su más estrecho colaborador, Celso Ayala, tienen pasaje de avión para esta tarde rumbo a Buenos Aires.