Tal cual se preveía, en el Miguel Sancho hubo presencia de hinchas de Talleres, que desafiaron la normativa que prohíbe el ingreso de público visitante, para acompañar en silencio a su equipo. Pero no todos lograron controlar su pasión y fueron identificados, y la pasaron mal. LA MAÑANA había anticipado que seguidores del club de barrio Jardín asistirían al cotejo en Nueva Italia, como finalmente ocurrió.

Antes del partido, todo el estadio cantó «el que no salta, es de la T», intentando de esta manera distinguir a los que no eran simpatizantes de Racing. Los únicos albiazules privilegiados eran los parientes de los jugadores de Talleres, parte de la dirigencia, entrenadores de las Divisiones Inferiores y futbolistas que no fueron tenidos en cuenta, ubicados en la platea preferencial, cercana a la cabecera Norte, que da a espaldas a la pileta del club. En otro sector no se pudo apreciar a simple vista la presencia de infiltrados. Pero los había, y no eran pocos.

Muchos quedaron en evidencia cuando Borghello consiguió la apertura del marcador. Fue a los 22 minutos. Pese a que no se escuchó un grito de gol generalizado, a varios se le escapó el festejo y fueron identificados. Con ese detonante se desataron varias refriegas en diversos lugares de la cancha, y la Policía se vio obligada a intervenir. Hubo momentos de tensión aunque todo terminó bajo control. Los mayores tumultos se registraron en la cabecera Norte, donde por varios minutos fueron moneda corriente las persecuciones y los golpes contra los osados hinchas del «Matador», que no pudieron contener el grito. También hubo discusiones subidas de tono en la platea VIP. Y durante los 90 minutos, los efectivos de seguridad reconocieron a varios visitantes, procediendo a desalojarlos del estadio.

El saldo del operativo arrojó 15 detenidos que por la tarde fueron liberados, según constató el comisario mayor José Maldonado, y la mayoría eran simpatizantes de Talleres.

No se produjeron más incidentes, salvo algunos reclamos de un grupo de hinchas hacia los jugadores de Racing cuando subían al micro, que motivó la demora de seis personas en el Distrito Cuarto, y también fueron liberadas posteriormente.