El presente de Talleres lo encuentra ante el desafío de encontrar las respuestas a sus problemas existenciales en un tiempo récord, tras haber dejado pasar un montón de oportunidades pensando que el descenso y la reválida serían para otros. Consiguió ganarle a Tiro Federal, pero lo hizo gracias un salvador impensado: Julián Maidana. El ídolo albiazul fue indultado para el último partido con todos los honores que le habían quitado: capitán, líder espiritual en la cancha, generador de un penal y preciso ejecutor de la máxima sanción.

En el grupo. La vuelta de Maidana también repercutió favorablemente para un grupo que había entrado en cortocircuito, con peleas en el vestuario incluidas. Maidana aceptó estar y postergó el pase de facturas para la gerenciadora que lo quiso “cortar” hace un mes y para el DT que obró en consecuencia.

Ánimos hay, ¿y fútbol? El episodio Maidana, la vuelta de Lussenhoff (el mejor de los refuerzos), la ventaja deportiva (con dos empates asegura la permanencia), son otros elementos favorables con los que contará Talleres para jugar la reválida ante Racing. Las deudas de Talleres siguen vigentes: en el acto de defensa y ataque. El equipo albiazul tuvo el arco más vencido de la temporada, con un promedio de más de dos goles por partido. En ofensiva, la dupla Cuevas-Borghello fue de mayor a menor. Pero más allá de estos datos, lo que realmente le faltó al equipo fue fútbol. Comizzo no encontró respuestas ni en el área rival ni en la propia, ni en el armado de una idea de juego.Por el contrario, movió tanto las piezas, que ese acto resintió su credibilidad en el plantel, porque nadie se sentía seguro y confundió mucho a los jugadores con tanto grito al costado del campo de juego.

Certezas. El juego de Lucas Rimoldi y los destellos de Paulo Rosales pueden ser un buen comienzo. Rodearlos bien para que graviten más, puede ser una solución para no sufrir tanto.