Talleres perdió 3-1 ante Unión y cada vez aparece más complicado. Ahora está en zona de reválida, a tres puntos del descenso directo. Al minuto, expulsaron a Viveros. En el tercer gol, los “Tatengues” dieron 39 pases.

Es difícil analizar un partido en el que, casi desde el pitazo inicial, hay un incidente que modifica absolutamente todo. Eso fue lo que le ocurrió a Talleres, en Santa Fe. Cualquier esquema o decisión técnica cambia a la fuerza cuando un equipo sufre la expulsión de un futbolista al minuto de juego. Es difícil saber si Alexander Viveros tuvo intención de agredir a Martín Zapata en esa acción determinante, pero lo cierto es que un jugador de su experiencia, de 30 años, que pasó por clubes como Deportivo Cali, Racing y Cruzeiro, no puede saltar con los brazos abiertos como lo hizo, en una jugada intrascendente.

Lo del colombiano fue una irresponsabilidad que le costó demasiado caro a la «T». Tanto como una derrota que, a tres fechas para el final del torneo, lo deja en reválida.

Angel David Comizzo había armado un equipo que, a partir de sus nombres, dejaba entrever que no iba a pisar el 15 de Abril para meterse atrás. La necesidad de sumar para alejarse de la zona roja de los promedios exige otra cosa. Así que ubicó a Paulo Rosales para jugar a espaldas de Juan José Serrizuela y asistir desde ahí a los dos puntas. Pero la expulsión cambió todo. Inmediatamente después, Rosales se paró como carrilero por la izquierda. A los 11 minutos, ingresó Pablo Azcurra en reemplazo de Cuevas, por lo que el ex Unión, que disputaba un partido aparte, insultado por la hinchada «Tatengue», fue unos metros más arriba, casi como punta.

Unión, sin apurarse, consciente de que tenía una ventaja considerable por el hombre de más casi desde los vestuarios, empezó a hacerse dueño de la pelota. Lo del albiazul era muy pobre: se dedicó a aguantar, refugiado atrás, y nunca pisó el área rival. No había ninguna referencia ofensiva de peso, porque Borghello y Rosales se tiraban demasiado atrás para tomar contacto con la pelota y, casi siempre, perdían.

En el inicio del complemento, el local, que necesitaba una victoria para entrar en la promoción, se fue como una tromba contra el arco de Brasca. Y en apenas 11 minutos liquidó la historia. A los 5 minutos, Leandro Zárate remató al arco y Brasca respondió, pero nada pudo hacer cuando le quedó a Pereyra para el 1-0. Y a los 9´, el arquero albiazul dio un rebote con muchas dudas tras un tiro libre de Serrizuela y otra vez Pereyra fue oportuno para aumentar el tanteador.

Talleres nunca tuvo respuestas para ir en busca del descuento y desnudó toda su impotencia en el tercer gol «Tatengue»: hubo 39 pases en una maniobra en la que la tocaron todos los jugadores locales, incluso el arquero Aseff, hasta que Zárate quedó mano a mano y rompió el arco para marcar el mejor gol de la temporada. Y los albiazules ni siquiera atinaron a hacer una falta ni tampoco sirvió el recurso de dar el paso adelante.

El descuento de Edgardo Galíndez, que ganó bien en el área rival de Unión, fue en el único ataque claro que enhebró el equipo cordobés en Santa Fe. Talleres padeció un partido inusual, en el que jugó durante 88 minutos con diez hombres por una agresión infantil de Viveros, no tuvo respuestas futbolísticas ni anímicas para remontar esa adversidad y sufrió una derrota que lo deja en el lugar menos deseado: la reválida.

UNION 3 / 1 TALLERES


Goles: ST 5m. y 9m. César Pereyra (U); 24m. Leandro Zárate (U); 37m. Galíndez (T).
Cambios: PT 11m. Azcurra por Cuevas (T). ST 25m. Urresti por Flores (U); 27m. Moreira y Alvarez por Borghello y Rosales (T); 31m. Weiner por Pereyra (U) y 42m. Márquez por Zárate (U).
Amonestados: En Unión: Fontana y Torres. En Talleres: Rimoldi y Borghello.
Expulsado: PT 1m. Viveros (T).
Cancha: Unión.