Cuando la gente ya se resignaba y Comizzo fumaba ansioso, Talleres logró el 1-0 final.

La impaciencia invadía cada rincón de la Boutique de barrio Jardín y estaba a pocos segundos de transformarse en resignación. Se jugaban 46 minutos del segundo tiempo y el esfuerzo no le alcanzaba a Talleres para llegar al triunfo que le permitiera dejar el fondo del mar y asomar la cabeza hacia la superficie.

Los 12.500 hinchas albiazules ensayaban muecas de impotencia, y el técnico Ángel David Comizzo pitaba una y otra vez ese cigarrillo que trataba de esconder cada vez que las cámaras de televisión giraban en búsqueda de sus gestos. Todo parecía indicar que el elenco albiazul iba a cargar, al menos hasta el sábado que viene, con el promedio más flaco y la mochila más pesada. Pero llegó el milagro, luego de un tiro rasante de Paulo Rosales y de un desafortunado cierre de Eduardo Méndez; y también el desahogo unánime en el remozado escenario de la “T”.

El 1-0 ante Nueva Chicago le permitió a Talleres igualar a Ben Hur de Rafaela en la tabla de los promedios (1,115), por lo que ambos hoy tendrían que jugar un desempate para dilucidar quién desciende en forma directa y quién revalida su permanencia en la Primera B Nacional con un representante del Torneo Argentino A.

En este momento, el perverso escalafón de las milésimas señala a Almirante Brown como el más comprometido, y a Ferro como el equipo que tendría que refrendar su plaza ante un conjunto de la Primera B Metropolitana.

Quedan 10 finales. De aquí hasta el final del campeonato, que será dentro de dos meses, Talleres deberá tratar de sumar la mayor cantidad de puntos para asegurar su permanencia. En su agenda figuran, sucesivamente, Defensa y Justicia (V), Almirante Brown (L), Chacarita (V), Belgrano (L), Godoy Cruz (V), Atlético de Rafaela (L), Unión (V), CAI (L), Ferro (V) y Tiro Federal (L). La lucha, como dice el tango, es cruel y mucha. Pero Talleres la pelea, con la fe que lo empecina.