El mercado de pases en el fútbol cordobés está frío. Retener a los goleadores o traer buenas incorporaciones serán vitales para volver a enamorar a los hinchas.

En esta edición de Mundo D se puede leer una entrevista a Pablo Vegetti (el goleador de Instituto que muchos clubes pretenden tener), una nota a Antonhy Uribe (el delantero venezolano que tuvo poco rodaje en Belgrano y que seguirá, al menos, hasta diciembre en el Celeste) y una reseña de la complicada negociación para retener a Dayro Moreno (atacante de Talleres). Los tres, en su momento, llegaron como refuerzos a los principales clubes cordobeses para la temporada que ya terminó.

En todos los casos, ellos llegaron para marcar goles. Para hacer gritar a sus hinchas. Y salvo “Matatán”, los otros dos cumplieron. Y si cumplieron con el objetivo por el cual se los fue a buscar, quiere decir que hicieron bien las cosas y se hicieron más visibles aún para posibles competidores.

Por eso, en este mercado de pases que aún está frío ya que la competencia no terminó tanto en la Copa Superliga como con el reducido de la Primera B Nacional, dar en la tecla con los refuerzos que se busquen y los que lleguen finalmente será determinante para volver a enamorar a los hinchas cordobeses. Ya sea en la Primera División como en la Primera B Nacional.

Tanto Talleres como Instituto, su masa societaria cayó estrepitosamente durante la competencia y ahora, que sus equipos ya no juegan, ese número en los registros de las secretarías bajó más aún.

¿Cómo seducir a los simpatizantes por estos tiempos? Difícil. Sin el equipo en competencia y viendo como otros, con menores presupuestos (caso Tigre), siguen en carrera.

A los simpatizantes se los seduce con una gran campaña que se refleje en la tabla de posiciones. Pero para lograr ese cometido se tiene que tener los recursos (económicos y creativos para convencer a los protagonistas) necesarios para armar planteles que sean competitivos.

El dinero que ingresa por los socios es clave para un club, más allá de los sponsors que se puedan sumar antes y durante la temporada.

En el caso de Belgrano, al tener sólo capacidad para 30 mil hinchas el Gigante de Alberdi, cuando se lance la campaña de socios seguramente el simpatizante de volcará a asociarse. Porque el sentimiento no entiende de categoría y en la B Nacional volverá a acompañar al equipo. Difícilmente el estadio celeste se vea vacío cuando el Pirata vuelva a jugar de local. El tipo común, el que fue siempre, volverá a acompañar al equipo y desde el primer partido se escuchará el “volveremos, volveremos...”. De eso no hay dudas.

Talleres, Belgrano e Instituto, además de Estudiantes de Río Cuarto que ahora se sumó a la conversación en la B Nacional, están orejeando las cartas. Definiendo con qué presupuesto se contará para, primero, definir el entrenador y luego los futbolistas para armar el mejor plantel posible dentro de la proyección que se tenga en cuanto a números.

Volver a seducir al hincha es la clave. Y para ello los clubes deberán volver a enamorar a sus simpatizantes. Darles un mimo armando equipos competitivos. Ahí está la tecla, en esos refuerzos que vuelvan a invitar a soñar.