La “T” ganó en Rosario porque no se conformó con el empate. El ingreso de Maroni le dio otra cara al equipo y terminó con una defensa nueva.

Talleres logró tres puntos que lo mantienen en zona de Copa Sudamericana, en un partido que tuvo muchos condimentos y donde las ganas de ganarlo terminaron premiando al Matador.

El primer tiempo de Talleres tuvo dos caras muy marcadas. Atrás sufrió cada ataque del rival, que por los costados explotó las espaldas de Bersano y Tenaglia. Fue siempre un dos contra uno que no supo resolver Vojvoda en los 45 minutos iniciales.

El buen manejo y distribución de los volantes centrales de Newell’s hizo que aparecieran espacios por todos lados, con un Komar que se visitó varias veces de bombero. Navarro estuvo perdido por la derecha y perdió casi siempre con Bittolo. El gol tempranero de Leal sorprendió a la “T”, que no podía encontrar respuestas en defensa.

Como contracara, en el ataque se vio un equipo que cuando presionaba y recuperaba, lastimaba. Si bien no fue la constante del primer tiempo porque el local le cedió la pelota, así llegaron las mejores situaciones. Un mano a mano que desperdició Dayro, un cabezazo de Ramírez y el gol de Palacios fueron la muestra de que en esa faceta el equipo aprobó.

Cuando le tocó manejarla, no tuvo profundidad por los costados y le costó poner al colombiano con chances de remate. Con la salida por lesión de Bersano, Vojvoda armó definitivamente una línea de tres defensores y lo mandó a Soñora por la derecha.

Pero con ese armado, el equipo perdió frescura y aún más salida por los costados. Se lo vio muy incómodo al hijo del “Chiche”, sin ser opción por la derecha ni de mucha ayuda atrás. Palacios y Moreno quedaron aislados arriba y el equipo lo sintió.

Cuando la balanza parecía que se inclinaba para el lado del Matador, con la expulsión de Cacciabue, Enzo Díaz vio la segunda amarilla apenas dos minutos después, dejando todo 10 contra 10. Allí Vojvoda decidió recurrir a Gonzalo Maroni y no rearmar la línea defensiva. Soñora ya era un lateral definido y Ramírez colaboraba por la izquierda.

En ese momento fue un duelo de ida y vuelta, donde los dos apostaron a atacar y buscar los necesarios tres puntos. La pelota estaba poco en la mitad de la cancha y se corría mucho para adelante. La valentía de buscarlo tuvo premio para Vojvoda y Mauro Ortiz, que había ingresado hacía pocos segundos, marcó el 2 a 1, tras una buena jugada de Maroni y cesión de Moreno.

Lo ganó porque no se conformó y tomó riesgos para tener chances en el área rival. Desde el juego habrá mucho para corregir, pero el equipo dio en Rosario otra vez una muestra de carácter.