Talleres no fue ni la sombra del equipo que ganó la fecha pasada, jugó muy mal, y terminó cayendo ante el sofocante calor de la noche tucumana, a manos de Atlético. Fue 1 a 0, sin reacción, y vuelve a aparecer en la zona de descenso en los promedios.

San Miguel de Tucumán, Especial - Los más de 30 grados centígrados de la tórrida noche tucumana se hicieron sentir. Y Talleres se vio sofocado en ese verano adelantado que hacen vivir las altas temperaturas en el Norte Argentino. Por eso, se lo vio sofocado y agobiado, sin reacción, razones por la cuál terminó cayendo 1 a 0 ante Atlético Tucumán, dejando una pobre imagen, con relación a la leve levantada que había mostrado en el triunfo de local ante Aldosivi. Esto fue en el marco de la 17ª fecha de la B Nacional, y el albiazul sigue en su letanía deportiva, retrocediendo a la zona de descenso directo.

Poco para destacar del partido. En realidad, lo relevante pasó por el local, lo bueno y lo malo. Talleres fue espectador dentro del campo de juego: nunca presionó, dejó al rival moverse con facilidad y jamás encontró soluciones. Es cierto que tuvo alguna que otra corajeada de Juan Sánchez Sotelo, algún remate inexacto desde media distancia, pero el monopolio de la pelota fue del “Decano”, justo ganador en las acciones.

Los de barrio Jardín no mostraron nada. No alcanzó ni a poco. Pobre expresión de un equipo que sigue luchando contra la monotonía y la mediocridad. Todo lo bueno que había mostrado Sebastián Navarro, quedó en lo desabrido de anoche. Agustín Díaz mostró algo de pundonor, como algo de sus delanteros, pero las líneas no estuvieron conectadas. El mediocampo nunca se asoció con el ataque, y Gonzalo Klusener, quien volvía con sed de revancha, no le llegó ninguna pelota de gol. Ni una. Luchó en desventaja numérica y quedó neutralizado.

Acosta, con un zapatazo a falta de cuatro minutos para ir al descanso, anotó el tanto de Atlético Tucumán, que infla el pecho y está a un punto de zona de ascenso directo. Llamó la atención de la pasividad de la marca del Albiazul, nadie le salió a presionar, y con un remate bajo, venció la resistencia de Pablo Santillo. Ese argumento le bastó y le sobró para quedarse con los tres puntos en juego.

Talleres luce irregular, no fue ni la sombra del equipo que rompió la racha de cuatro juegos sin alegrías el sábado pasado. volvió a defeccionar sobre todo con la generación de juego y en la pasividad a la hora de marcar. Y lo terminó pagando. El Albiazul no arranca en el torneo, y a esta altura, es señal de preocupación, porque figura otra vez en la incomoda posición del descenso directo.

EL ÁRBITRO
Juan Pablo Pompei (bien). Tuvo autoridad en sus fallos, impuso respeto y hasta quizás le perdonó la vida a Avendaño, quien pudo irse amonestado. Igual, no incidió.

LA FIGURA
Matías Carabajal. El volante central de Atlético Tucumán manejó a discreción la pelota en el medio. Es cierto que tuvo mucha libertad, pero siempre eligió bien el destino del balón.

LA CLAVE
El gol de Acosta antes de irse al descanso fue un mazazo duro de asimilar para Talleres. Nunca pudo recuperarse anímicamente de ese golpe y trasladó sus necesidades al juego. Flojo, poco y nada.