La mesa estaba servida. Mucha más gente de la prevista en la Boutique. Carlos Ahumada citó a los medios a una conferencia de prensa, y se esperaba un anuncio importante. Estaba la barra de “La Fiel”, los profesores de las divisiones inferiores, juveniles, dirigentes, e hinchas. Todos cantaban.

El bombo nunca dejó de sonar, al estilo de un acto peronista. Y llegó Ahumada, en el auto del vicepresidente Daniel Valencia. Al bajar se fundió en un abrazo con el otro vice, Carlos Sforzini. Y con el vocero Luis López. Se sentó junto a su grupo de abogados, comandados por Efrén Artero, Gustavo Franco y Juan Vila, con mucha alegría contenida y algo de mesura. “Esto no es una batalla, acá no hay ganadores ni perdedores. No lo tomo como un triunfo para mí, y nadie debe tomarlo como una derrota. Es una oportunidad que se nos brinda para buscar una solución y resolver el problema de la quiebra. Queremos seguir adelante con nuestro proyecto y salvar a Talleres. Quiero refrendar mi confianza en la Justicia. Agradezco al público de Talleres por las muestras infinitas de apoyo”, dijo el gerenciador.

Con relación al armado del plantel, Ahumada destacó que “ya tuve reuniones con el entrenador (Roberto) Saporiti, y empezamos a trabajar. Los jugadores están citados para el 14 de julio, a las 16, en la Boutique. La idea es mantener a varios jugadores del plantel de la B Nacional, y contratar algunos refuerzos”. Sobre los juveniles que podrían quedar libres, el empresario adelantó: “Tenemos todo el optimismo para llegar a un acuerdo. Voy a sentarme a hablar con cada uno de ellos. Con algunos arreglé, y con otros faltan detalles”.

Ya en el cierre, le cantaron el anticipado “cumpleaños feliz” al intendente del estadio Paco Cabacés (hoy cumple 93 años, dos menos que Talleres), y Ahumada aseveró que bajará el precio de las entradas, y se permitió hacer “confesiones”: dio a entender que le devolvería el dinero al fideicomiso por el alquiler del Estadio Córdoba para el cotejo ante Ferro, y aclaró que “el año pasado, yo aboné los 500 mil pesos que se reclamaban desde Agremiados, con unos cheques más ‘truchos que nada’ que tenía (Julián) Maidana, que se los había firmado (Carlos) Granero. A esa situación gris la pagó Talleres”. A la salida, los hinchas cantaron: “Volveremos, volveremos, volveremos otra vez, porque somos mayoría en el fútbol cordobés”.